lunes, 6 de junio de 2011

EL SUPREMO PODER DEL NOMBRE DE DIOS "YO SOY", por Saint Germain


EL SUPREMO PODER DEL NOMBRE DE DIOS
"YO SOY"
por Saint Germain


“YO SOY… EL QUE SOY”
La "Presencia YO SOY" es el anuncio de la Presencia del Dios del Universo focalizada en un punto en particular, lista para un propósito establecido, sujeto, sin embargo, al libre albedrío de la corriente vital que hace la declaración. Sin em­bargo, sobre y más allá de las palabras "YO SOY", está la Con­ciencia en la Energía del Aliento-de-Aquel-Sin-Nombre que anuncia Su Ministerio con las palabras "YO SOY".

El Poder Cuya Presencia es anunciada a través del pensa­miento, del sentir o mediante el pronunciamiento del "YO", es la Presencia Cualificada de la vida no formada o de la sustancia.

Este Centro Grandioso de Dios o sea del Sol Central del Universo dota a Sus Hijos con el privilegio del compartir Sus Poderes de Creación el uso del reconocimiento de la Presencia "YO SOY". Todo ego autoconsciente puede usar el "YO", pero la Actividad Cualificadora que sigue al pronunciamiento de la Presencia de Dios dentro de él por medio de su cuerpo y de los sentidos se convierte en la Ley de su vida individual.

La esencia de la vida prima, que sustancia el latido del corazón de cada individuo, es bella, armoniosa, pura, inteligen­te, obediente y neutral en sí. La corriente vital es un flujo constante de esta vida desde la Gran Fuente de la Vida hacia la Presencia de Dios que es el Patrón Divino de cada Individuo. Desde la Presencia Individualizada, esta obediente e inteligente vida incualificada fluye hacia el corazón físico. La conciencia estabilizada en la forma física de los latidos del corazón sustan­ciancia cual está investida con el honor de llevar el nombre de la Presencia de Dios "YO SOY") se convierte en la presencia cualificadora y los usos a los cuales se somete esta actividad cualificadora determinan la forma o apariencia que esta sustan­cia de vida tomará.

Por consiguiente todo Ser Emancipado que se libera en Dios, adiciona el poder total del "momentum" de Su propio Nombre o Naturaleza a la Presencia "YO SOY" y se convierte en un Centro de Cualificación de la perfecta Vida de Dios, donde quiera que se encuentre, al igual que cada ser humano prepara la cualificación de su vida con su nombre o naturaleza y actúa de acuerdo a su "momentum" individual, para el bien o para el mal.

Es evidentemente muy claro, que aunque todos los hom­bres comparten el poder de cualificación de la vida a través de la afirmación de la Presencia "YO SOY", la naturaleza de la conciencia cualificada determina la cantidad de confort o pesar que tal afirmación atraerá. Por ejemplo "YO SOY la Presencia del Ascendido Jesús el Cristo" llena el corazón de alegría mientras que la misma afirmación pronunciada tiene un efecto opuesto.

Por consiguiente, en el uso del reconocimiento de los poderes cualificadores de Dios, todo ser debe desarrollar su Poder Individual de Dotar con un "momentum" constructivo, para que el uso de las palabras "YO SOY" sólo manifiesten perfección, no solo para consigo mismo, sino también para con sus compañeros y para con su planeta.

¿Por qué la creación toma lugar luego del pronunciamien­to (procediendo de los centros del pensar y sentir) del YO.
Porque los Poderes Cualitativos del Poder de Dios acom­pañan la dotación de dar Su Nombre al Hombre.

Cada unidad está dotada del libre albedrío y, por lo tanto, hace la Ley en sí mismo. Cada hombre es un individuo autodotado de Dios, cualificado en vida, investido de forma y apariencia según sus creencias, deseos, inclinaciones e intentos y nada puede decirle no a él.

A su vez, el hombre puede dotar a su religión con el poder de ser su propio consuelo y a su negocio con el poder de suplir sus necesidades.
En la misma forma que el hombre puede dotar su Ser Crístico con el poder de sanarlo y de liberarlo, El puede dotar los Poderes del Fuego Sagrado con la eficacia mediante la cual Él se manifiesta a través de él. Esta es la verdad: "Según usted decida, obtendrá; lo que usted dote le será devuelto a usted".

LIBRO: EL SEPTIMO RAYO – SAINT GERMAIN

 








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