A QUÉ TIPO PERTENEZCO?
por
Osho
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Osho
- Osho, al estar uno fluctuando entre ambos tipos, el emocional y el intelectual, ¿cómo se puede llegar a una conclusión sobre a qué tipo se pertenece?
- Es difícil. Lo primero: hay tres tipos fundamentales. El intelectual, cognitivo; el emocional, emotivo; y en tercer lugar el activo. Esos son los tres tipos básicos.
*Intelectual significa uno cuya auténtica urgencia es el saber. El saber es vital para él. No saber es su muerte. El saber es su amor; no saber es ser inútil.
Un Sócrates, un Buda, un Nietzsche están en busca del saber lo que es el ser, de saber qué es lo que somos. Para ellos esto es básico. Sócrates dice que la vida sin ser comprendida no vale la pena ser vivida. Si no sabes lo que es la vida, ésta carece de sentido.
Este el tipo que vive por saber. El saber es su amor. Este tipo desarrolló la filosofía. Filosofía quiere decir amor por el saber, por el conocer.
**El segundo tipo es el emotivo. ¡Sentir! El saber no tiene sentido a menos que uno lo sienta. Una cosa adquiere un sentido para ellos sólo cuando uno la siente. El sentimiento funciona a través del corazón.
Los poetas pertenecen a esta categoría, los pintores, los bailarines, los músicos. El saber no es suficiente. Es árido,no tiene corazón, carece de corazón. ¡Sentir! Por eso un intelectual podrá diseccionar una flor para saber lo que es, pero un poeta no podrá. Puede amarla, ¿y cómo puede el amor diseccionar? Puede sentirla y sabe que sólo a través del sentir aparece el auténtico conocimiento.
Puede que un científico sepa más de una flor, pero aún así un poeta no puede ser convencido de que el otro sabe más. Un poeta sabe que él sabe más y que conoce más en profundidad. Un científico sólo está informado; el poeta sabe de corazón a corazón, tiene una charla con la flor de corazón a corazón. No la ha diseccionado. No conoce cuál es su química. Puede que no conozca ni el nombre, o a qué especie pertenece esa flor, pero dice, «Conozco su auténtico espíritu».
A Hui-Hai, un pintor zen, el Emperador de la China le encargó que pintara algunas flores para su palacio. Hui-Hai dijo, «Entonces tendré que vivir con las flores».
Pero el Emperador le dijo, «No hay porqué. En mi jardín están toda clase de flores. ¡Ve y pinta!»
Hui-Hai dijo, «A menos que sienta las flores, ¿cómo voy a poder pintarlas? He de conocer su espíritu. ¿Y cómo voy a conocer el espíritu a través de los ojos? ¿Y cómo puede tocarse el espíritu con las manos? Por eso tendré que vivir íntimamente con ellas. A veces, con los ojos cerrados, sentado a su lado, percibiendo el aroma que comunica, percibiendo el perfume que llega, puedo permanecer en una silenciosa comunión con ellas. A veces la flor es sólo un capullo, a veces la flor florece. A veces la flor es joven y su humor es distinto, y a veces la flor se vuelve vieja y le ronda la muerte. Y a veces la flor es feliz y gozosa, y a veces la flor está triste. ¿Cómo voy simplemente a ir y pintar? Tengo que vivir con las flores. Y esa flor que nació, un día morirá. Debo conocer toda su biografía. Debo vivir con ella desde su nacimiento hasta su muerte, y debo percibirla en su multiplicidad de estados.
He de percibir cómo se siente por la noche con la oscuridad rondándola, y cómo se siente por la mañana cuando el sol ha salido, y cómo cuando un pájaro vuela y otro canta; cómo se siente la flor entonces. Cómo se siente cuando llegan los vientos tormentosos, y cómo se siente cuando todo está silencioso... Debo conocerla en su multiplicidad de ser, íntimamente, como un amigo, como un participante, como un espectador, como un amante. ¡He de relacionarme con ella! Unicamente entonces puedo pintarla y así y todo no puedo prometer nada porque una flor es una cosa tan vasta que puede que no sea capaz de pintarla. Por eso no puedo prometer nada, sólo puedo intentarlo».
El tipo emotivo conoce a través del sentimiento. El tipo intelectual, incluso para sentir, tiene que conocer primero. El conoce primero, luego puede sentir. Su sentimiento es a través del conocer.
Su sentimiento es tal que no puede permanecer sintiendo amor hacia unas pocas personas u objetos. Ha de amar al mundo entero. Este es su tipo. No puede sentirse satisfechos con un amor limitado, el amor no ha de tener límites, ha de esparcirse hasta el infinito.
Del tipo emocional citaré a Meera y De Sade.
***Luego hay un tercer tipo: el activo, un tipo creativo. No puede permanecer en el saber o en el sentir. Tiene que crear. Puede saber únicamente a través de la creación. A menos que cree algo, es incapaz de saber. Sólo siendo un creador llega a ser un conocedor.
Este tercer tipo vive en la acción. ¿Qué es lo que quiero decir con acción? Son posibles muchas dimensiones, pero este tercer tipo siempre está orientado hacia la acción. No preguntará qué es lo que es la vida, qué es lo que significa. Preguntará, «¿Qué es lo que hace la vida? ¿Para que sirve? ¿Qué crea?» Si puede crear, es feliz. Sus creaciones son varias, puede ser un creador de seres humanos, puede ser el creador de una sociedad, puede ser el creador de una pintura, pero la creatividad está allí.
Por ejemplo, este Hui-Hai no era del tipo activo, si hubiera sido del tipo activo, hubiera pintado. Unicamente con el pintar se hubiera realizado.
Hitler y Gandhi pertenecen al tercer tipo.
Si el tipo emocional se desarrolla equivocadamente se vuelve sexualmente pervertido. Si el tipo intelectual se desarrolla equivocadamente, se vuelve escépticamente loco.
Si el tipo creativo se despliega adecuadamente se vuelve creativo; si equivocadamente, se vuelve destructivo.
Esos son los tres tipos básicos puros.
Pero nadie es un tipo puro; todo el mundo es una mezcla. Y esos tres están en cada uno.
Por eso, realmente no es cuestión de a que tipo perteneces; el punto a considerar es cuál es el tipo predominante. Tan sólo para poder explicártelo los he dividido.
Los tres están en ti. Si los tres están equilibrados, eres armonioso; si los tres están desequilibrados, entonces te vuelves loco, te desestabilizas. Esa es la dificultad al decidir. Decide pues cuál es el dominante, cuál es tu tipo.
¿Cómo decidir cuál es el dominante? ¿Cómo saber a qué tipo pertenezco o cuál es el tipo más significativo para mí, el más fundamental para mí? Los tres estarán presentes, pero uno será secundario. Hay dos criterios que han de recordarse.
Uno, si eres del tipo cognitivo, todas tus experiencias comenzarán básicamente por el saber, nunca con alguna otra cosa.
Por ejemplo, si un tipo cognitivo se enamora de alguien, no se podrá enamorar a primera vista. ¡Es incapaz! ¡Imposible! Primero ha de saber, debe entrar en contacto, y esto implica un largo proceso. La decisión puede llegar sólo a través de un proceso cognitivo. Por eso es que este tipo de gente siempre se pierde muchas oportunidades, porque se necesita una decisión instantánea y este tipo no puede decidir en un instante.
Por eso este tipo, por lo general, nunca es activo. No puede serlo porque cuando ha alcanzado alguna conclusión, el momento ha pasado. Mientras está pensando, el momento ha pasado. Cuando alcanza una conclusión, la conclusión no tiene sentido. Cuando era el momento preciso para obtenerla, no pudo. Así que no puede ser activo. Y esa es una de las calamidades del mundo, que esos que son capaces de pensar no pueden ser activos, y esos que pueden ser activos son incapaces de pensar. Esa es una de la calamidades fundamentales, pero es así.
Y recuerda siempre que son muy pocos los que pertenecen al tipo intelectual. El porcentaje es ínfimo, dos o tres por ciento. Para ellos todo comienza con el saber. Unicamente entonces viene el sentir y por último el actuar. Esta será la secuencia con los de este tipo: saber, sentir, actuar. Puede que llegue tarde, pero no puede ser de otra forma. Primero ha de pensar.
La segunda cosa a recordar es que para el tipo cognitivo todo comenzará con saber, nunca concluirá antes de saber y no extraerá prejuicio alguno a menos que los pros y contras hayan sido establecidos.
Este tipo se convierte en el científico. Este tipo puede convertirse en un filósofo imparcial, en un científico, en un observador.
Por eso sea cual sea tu reacción, tu acción, descubre por dónde comienza. El inicio determinará qué predomina.
Uno que pertenece a la emoción empezará primero por sentir y luego agrupará todos los razonamientos. El razonar será secundario. Empezará primero por sentir. El te ve y decide en su corazón si eres bueno o malo. Esta es una decisión emocional. No sabe nada sobre ti, pero a primera vista decidirá. Percibirá si eres bueno o si eres malo y luego irá acumulando las razones por las que ha decidido de antemano.
El tipo sensitivo decide primero, luego viene el razonar; luego racionaliza. Observa en ti si decides primero con sólo ver a una persona, si te sientes convencido de que es bueno, malo, amoroso, no amoroso, y luego creas razones, luego intentas convencerte a ti mismo de tus propios sentimientos: «Sí, estaba en lo cierto. Es bueno y esas son las razones. Lo sabía. Lo he verificado. He hablado con los demás. Ahora puedo afirmar que es bueno». Pero este «es bueno» fue una primera conclusión.
Por eso con un tipo emocional el silogismo de la lógica es totalmente inverso: la conclusión llega primero, luego el proceso. Con el tipo argumentativo, la conclusión nunca va en primer lugar. Primero va el proceso, y al final la conclusión. Sigue pues indagando sobre ti mismo.
¿Cuál es tu forma de decidir las cosas? Con el tipo activo, la acción es lo primero. El decide actuar al instante, luego comienza a sentir y por último crea las razones.
Dije que Gandhi es del tipo activo. El decide primero. Por eso es por lo que afirma, «Esta no es mi decisión. Dios ha decidido por mí» En realidad, la acción se le presenta tan de súbito, sin ningún proceso, que no puede más que preguntarse, «¿He decidido yo?»
Uno del tipo cognitivo siempre dirá, «Yo lo he decidido».
Uno del tipo emocional dirá siempre, «Siento que es así».
Pero un tipo activo, un Mahoma, un Gandhi, dirá siempre, «Ni lo he sentido, ni lo he pensado. Esta decisión me ha llegado». ¿De dónde? ¡De ninguna parte! Si no cree en Dios dirá, «¡De ninguna parte! Esta decisión ha surgido en mí. No sé de dónde procede». Si cree en Dios, entonces Dios se convierte en el que toma las decisiones.
Determinar cuál es tu factor predominante es de gran ayuda porque entonces puedes proceder directamente, de otra forma tu progreso siempre será zigzagueante.
Cuando no sabes a qué tipo perteneces sigues innecesariamente direcciones, dimensiones en las que no deberías ir.
Cuando conoces tu tipo, sabes lo que tienes que hacer contigo mismo, como hacerlo, por dónde empezar.
Lo segundo te parecerá muy extraño. Por ejemplo, el tipo activo puede ejecutar lo opuesto muy fácilmente, eso es, puede relajarse fácilmente. ¡El tipo activo es capaz de relajarse muy fácilmente! La relajación de Gandhi era milagrosa. Era capaz de relajarse en cualquier parte. Parece paradójico. Un tipo activo debe de estar tan tenso que debe de ser incapaz de relajarse. Pero únicamente un tipo activo es capaz de relajarse con mucha facilidad.
Un tipo cognitivo no puede relajarse tan fácilmente, un tipo emocional encuentra todavía más difícil el relajarse.
De modo que el segundo criterio es que sea cual sea el tipo al que pertenezcas, serás capaz de moverte hacia el opuesto muy fácilmente.
Recuerda pues: si puedes irte al opuesto, éste es tu tipo predominante. Si eres capaz de relajarte muy fácilmente, perteneces al tipo activo. Si puedes dejar de pensar, quedarte sin pensamientos con facilidad, perteneces al tipo cognitivo. Si puedes sentirte ausente de sentimientos muy fácilmente, perteneces al tipo emocional.
Y esto es extraño porque por lo común pensamos, «Un tipo emocional, ¿cómo va a poder permanecer sin emociones? Un tipo cognitivo, ¿cómo va a poder quedarse sin pensar? Un tipo activo, ¿cómo va a poder dejar de actuar?» Pero sólo parece paradójico. No lo es.
Es una de la leyes fundamentales la de que los opuestos se corresponden, los dos extremos se juntan, tal como un péndulo de un gran reloj, tal y como el péndulo va hacia el extremo izquierdo, luego se dirige al derecho. Y cuando ha llegado al extremo derecho empieza a dirigirse hacia el izquierdo. Cuando está yendo hacia la derecha está acumulando inercia para ir luego a la izquierda. Cuando está yendo a la derecha está acumulando inercia para ir después hacia la izquierda. Cuando está desplazándose a la izquierda, cuando parece que se está yendo a la izquierda, está preparándose para ir hacia la derecha. Así que lo opuesto es fácil.
Estos son los dos factores. Y busca en ti constantemente. Continuamente nota esas dos cosas: primero cómo reaccionas, cuál es el comienzo, la semilla, el inicio, y luego a qué opuesto puedes irte con facilidad. ¿Al no-pensar? ¿Al no-sentir? ¿A la no-acción?
Y alcanzarás la comprensión de tu tipo; del predominante, desde luego.
Los otros dos estarán presentes como sombras porque los tipos puros no existen.
Y una vez conoces qué tipo eres, tu camino se vuelve muy cómodo y fácil. Entonces no desperdicias tu energía. Entonces no disipas tu energía en caminos equivocados que no te corresponden. Por eso, descubrir el tipo de uno mismo es un requisito básico en la búsqueda espiritual. De no hacerlo así seguirás haciendo infinidad de cosas y crearás únicamente confusión.
OSHO
- Es difícil. Lo primero: hay tres tipos fundamentales. El intelectual, cognitivo; el emocional, emotivo; y en tercer lugar el activo. Esos son los tres tipos básicos.
*Intelectual significa uno cuya auténtica urgencia es el saber. El saber es vital para él. No saber es su muerte. El saber es su amor; no saber es ser inútil.
Un Sócrates, un Buda, un Nietzsche están en busca del saber lo que es el ser, de saber qué es lo que somos. Para ellos esto es básico. Sócrates dice que la vida sin ser comprendida no vale la pena ser vivida. Si no sabes lo que es la vida, ésta carece de sentido.
Este el tipo que vive por saber. El saber es su amor. Este tipo desarrolló la filosofía. Filosofía quiere decir amor por el saber, por el conocer.
**El segundo tipo es el emotivo. ¡Sentir! El saber no tiene sentido a menos que uno lo sienta. Una cosa adquiere un sentido para ellos sólo cuando uno la siente. El sentimiento funciona a través del corazón.
Los poetas pertenecen a esta categoría, los pintores, los bailarines, los músicos. El saber no es suficiente. Es árido,no tiene corazón, carece de corazón. ¡Sentir! Por eso un intelectual podrá diseccionar una flor para saber lo que es, pero un poeta no podrá. Puede amarla, ¿y cómo puede el amor diseccionar? Puede sentirla y sabe que sólo a través del sentir aparece el auténtico conocimiento.
Puede que un científico sepa más de una flor, pero aún así un poeta no puede ser convencido de que el otro sabe más. Un poeta sabe que él sabe más y que conoce más en profundidad. Un científico sólo está informado; el poeta sabe de corazón a corazón, tiene una charla con la flor de corazón a corazón. No la ha diseccionado. No conoce cuál es su química. Puede que no conozca ni el nombre, o a qué especie pertenece esa flor, pero dice, «Conozco su auténtico espíritu».
A Hui-Hai, un pintor zen, el Emperador de la China le encargó que pintara algunas flores para su palacio. Hui-Hai dijo, «Entonces tendré que vivir con las flores».
Pero el Emperador le dijo, «No hay porqué. En mi jardín están toda clase de flores. ¡Ve y pinta!»
Hui-Hai dijo, «A menos que sienta las flores, ¿cómo voy a poder pintarlas? He de conocer su espíritu. ¿Y cómo voy a conocer el espíritu a través de los ojos? ¿Y cómo puede tocarse el espíritu con las manos? Por eso tendré que vivir íntimamente con ellas. A veces, con los ojos cerrados, sentado a su lado, percibiendo el aroma que comunica, percibiendo el perfume que llega, puedo permanecer en una silenciosa comunión con ellas. A veces la flor es sólo un capullo, a veces la flor florece. A veces la flor es joven y su humor es distinto, y a veces la flor se vuelve vieja y le ronda la muerte. Y a veces la flor es feliz y gozosa, y a veces la flor está triste. ¿Cómo voy simplemente a ir y pintar? Tengo que vivir con las flores. Y esa flor que nació, un día morirá. Debo conocer toda su biografía. Debo vivir con ella desde su nacimiento hasta su muerte, y debo percibirla en su multiplicidad de estados.
He de percibir cómo se siente por la noche con la oscuridad rondándola, y cómo se siente por la mañana cuando el sol ha salido, y cómo cuando un pájaro vuela y otro canta; cómo se siente la flor entonces. Cómo se siente cuando llegan los vientos tormentosos, y cómo se siente cuando todo está silencioso... Debo conocerla en su multiplicidad de ser, íntimamente, como un amigo, como un participante, como un espectador, como un amante. ¡He de relacionarme con ella! Unicamente entonces puedo pintarla y así y todo no puedo prometer nada porque una flor es una cosa tan vasta que puede que no sea capaz de pintarla. Por eso no puedo prometer nada, sólo puedo intentarlo».
El tipo emotivo conoce a través del sentimiento. El tipo intelectual, incluso para sentir, tiene que conocer primero. El conoce primero, luego puede sentir. Su sentimiento es a través del conocer.
Su sentimiento es tal que no puede permanecer sintiendo amor hacia unas pocas personas u objetos. Ha de amar al mundo entero. Este es su tipo. No puede sentirse satisfechos con un amor limitado, el amor no ha de tener límites, ha de esparcirse hasta el infinito.
Del tipo emocional citaré a Meera y De Sade.
***Luego hay un tercer tipo: el activo, un tipo creativo. No puede permanecer en el saber o en el sentir. Tiene que crear. Puede saber únicamente a través de la creación. A menos que cree algo, es incapaz de saber. Sólo siendo un creador llega a ser un conocedor.
Este tercer tipo vive en la acción. ¿Qué es lo que quiero decir con acción? Son posibles muchas dimensiones, pero este tercer tipo siempre está orientado hacia la acción. No preguntará qué es lo que es la vida, qué es lo que significa. Preguntará, «¿Qué es lo que hace la vida? ¿Para que sirve? ¿Qué crea?» Si puede crear, es feliz. Sus creaciones son varias, puede ser un creador de seres humanos, puede ser el creador de una sociedad, puede ser el creador de una pintura, pero la creatividad está allí.
Por ejemplo, este Hui-Hai no era del tipo activo, si hubiera sido del tipo activo, hubiera pintado. Unicamente con el pintar se hubiera realizado.
Hitler y Gandhi pertenecen al tercer tipo.
Si el tipo emocional se desarrolla equivocadamente se vuelve sexualmente pervertido. Si el tipo intelectual se desarrolla equivocadamente, se vuelve escépticamente loco.
Si el tipo creativo se despliega adecuadamente se vuelve creativo; si equivocadamente, se vuelve destructivo.
Esos son los tres tipos básicos puros.
Pero nadie es un tipo puro; todo el mundo es una mezcla. Y esos tres están en cada uno.
Por eso, realmente no es cuestión de a que tipo perteneces; el punto a considerar es cuál es el tipo predominante. Tan sólo para poder explicártelo los he dividido.
Los tres están en ti. Si los tres están equilibrados, eres armonioso; si los tres están desequilibrados, entonces te vuelves loco, te desestabilizas. Esa es la dificultad al decidir. Decide pues cuál es el dominante, cuál es tu tipo.
¿Cómo decidir cuál es el dominante? ¿Cómo saber a qué tipo pertenezco o cuál es el tipo más significativo para mí, el más fundamental para mí? Los tres estarán presentes, pero uno será secundario. Hay dos criterios que han de recordarse.
Uno, si eres del tipo cognitivo, todas tus experiencias comenzarán básicamente por el saber, nunca con alguna otra cosa.
Por ejemplo, si un tipo cognitivo se enamora de alguien, no se podrá enamorar a primera vista. ¡Es incapaz! ¡Imposible! Primero ha de saber, debe entrar en contacto, y esto implica un largo proceso. La decisión puede llegar sólo a través de un proceso cognitivo. Por eso es que este tipo de gente siempre se pierde muchas oportunidades, porque se necesita una decisión instantánea y este tipo no puede decidir en un instante.
Por eso este tipo, por lo general, nunca es activo. No puede serlo porque cuando ha alcanzado alguna conclusión, el momento ha pasado. Mientras está pensando, el momento ha pasado. Cuando alcanza una conclusión, la conclusión no tiene sentido. Cuando era el momento preciso para obtenerla, no pudo. Así que no puede ser activo. Y esa es una de las calamidades del mundo, que esos que son capaces de pensar no pueden ser activos, y esos que pueden ser activos son incapaces de pensar. Esa es una de la calamidades fundamentales, pero es así.
Y recuerda siempre que son muy pocos los que pertenecen al tipo intelectual. El porcentaje es ínfimo, dos o tres por ciento. Para ellos todo comienza con el saber. Unicamente entonces viene el sentir y por último el actuar. Esta será la secuencia con los de este tipo: saber, sentir, actuar. Puede que llegue tarde, pero no puede ser de otra forma. Primero ha de pensar.
La segunda cosa a recordar es que para el tipo cognitivo todo comenzará con saber, nunca concluirá antes de saber y no extraerá prejuicio alguno a menos que los pros y contras hayan sido establecidos.
Este tipo se convierte en el científico. Este tipo puede convertirse en un filósofo imparcial, en un científico, en un observador.
Por eso sea cual sea tu reacción, tu acción, descubre por dónde comienza. El inicio determinará qué predomina.
Uno que pertenece a la emoción empezará primero por sentir y luego agrupará todos los razonamientos. El razonar será secundario. Empezará primero por sentir. El te ve y decide en su corazón si eres bueno o malo. Esta es una decisión emocional. No sabe nada sobre ti, pero a primera vista decidirá. Percibirá si eres bueno o si eres malo y luego irá acumulando las razones por las que ha decidido de antemano.
El tipo sensitivo decide primero, luego viene el razonar; luego racionaliza. Observa en ti si decides primero con sólo ver a una persona, si te sientes convencido de que es bueno, malo, amoroso, no amoroso, y luego creas razones, luego intentas convencerte a ti mismo de tus propios sentimientos: «Sí, estaba en lo cierto. Es bueno y esas son las razones. Lo sabía. Lo he verificado. He hablado con los demás. Ahora puedo afirmar que es bueno». Pero este «es bueno» fue una primera conclusión.
Por eso con un tipo emocional el silogismo de la lógica es totalmente inverso: la conclusión llega primero, luego el proceso. Con el tipo argumentativo, la conclusión nunca va en primer lugar. Primero va el proceso, y al final la conclusión. Sigue pues indagando sobre ti mismo.
¿Cuál es tu forma de decidir las cosas? Con el tipo activo, la acción es lo primero. El decide actuar al instante, luego comienza a sentir y por último crea las razones.
Dije que Gandhi es del tipo activo. El decide primero. Por eso es por lo que afirma, «Esta no es mi decisión. Dios ha decidido por mí» En realidad, la acción se le presenta tan de súbito, sin ningún proceso, que no puede más que preguntarse, «¿He decidido yo?»
Uno del tipo cognitivo siempre dirá, «Yo lo he decidido».
Uno del tipo emocional dirá siempre, «Siento que es así».
Pero un tipo activo, un Mahoma, un Gandhi, dirá siempre, «Ni lo he sentido, ni lo he pensado. Esta decisión me ha llegado». ¿De dónde? ¡De ninguna parte! Si no cree en Dios dirá, «¡De ninguna parte! Esta decisión ha surgido en mí. No sé de dónde procede». Si cree en Dios, entonces Dios se convierte en el que toma las decisiones.
Determinar cuál es tu factor predominante es de gran ayuda porque entonces puedes proceder directamente, de otra forma tu progreso siempre será zigzagueante.
Cuando no sabes a qué tipo perteneces sigues innecesariamente direcciones, dimensiones en las que no deberías ir.
Cuando conoces tu tipo, sabes lo que tienes que hacer contigo mismo, como hacerlo, por dónde empezar.
Lo segundo te parecerá muy extraño. Por ejemplo, el tipo activo puede ejecutar lo opuesto muy fácilmente, eso es, puede relajarse fácilmente. ¡El tipo activo es capaz de relajarse muy fácilmente! La relajación de Gandhi era milagrosa. Era capaz de relajarse en cualquier parte. Parece paradójico. Un tipo activo debe de estar tan tenso que debe de ser incapaz de relajarse. Pero únicamente un tipo activo es capaz de relajarse con mucha facilidad.
Un tipo cognitivo no puede relajarse tan fácilmente, un tipo emocional encuentra todavía más difícil el relajarse.
De modo que el segundo criterio es que sea cual sea el tipo al que pertenezcas, serás capaz de moverte hacia el opuesto muy fácilmente.
Recuerda pues: si puedes irte al opuesto, éste es tu tipo predominante. Si eres capaz de relajarte muy fácilmente, perteneces al tipo activo. Si puedes dejar de pensar, quedarte sin pensamientos con facilidad, perteneces al tipo cognitivo. Si puedes sentirte ausente de sentimientos muy fácilmente, perteneces al tipo emocional.
Y esto es extraño porque por lo común pensamos, «Un tipo emocional, ¿cómo va a poder permanecer sin emociones? Un tipo cognitivo, ¿cómo va a poder quedarse sin pensar? Un tipo activo, ¿cómo va a poder dejar de actuar?» Pero sólo parece paradójico. No lo es.
Es una de la leyes fundamentales la de que los opuestos se corresponden, los dos extremos se juntan, tal como un péndulo de un gran reloj, tal y como el péndulo va hacia el extremo izquierdo, luego se dirige al derecho. Y cuando ha llegado al extremo derecho empieza a dirigirse hacia el izquierdo. Cuando está yendo hacia la derecha está acumulando inercia para ir luego a la izquierda. Cuando está yendo a la derecha está acumulando inercia para ir después hacia la izquierda. Cuando está desplazándose a la izquierda, cuando parece que se está yendo a la izquierda, está preparándose para ir hacia la derecha. Así que lo opuesto es fácil.
Estos son los dos factores. Y busca en ti constantemente. Continuamente nota esas dos cosas: primero cómo reaccionas, cuál es el comienzo, la semilla, el inicio, y luego a qué opuesto puedes irte con facilidad. ¿Al no-pensar? ¿Al no-sentir? ¿A la no-acción?
Y alcanzarás la comprensión de tu tipo; del predominante, desde luego.
Los otros dos estarán presentes como sombras porque los tipos puros no existen.
Y una vez conoces qué tipo eres, tu camino se vuelve muy cómodo y fácil. Entonces no desperdicias tu energía. Entonces no disipas tu energía en caminos equivocados que no te corresponden. Por eso, descubrir el tipo de uno mismo es un requisito básico en la búsqueda espiritual. De no hacerlo así seguirás haciendo infinidad de cosas y crearás únicamente confusión.
OSHO
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