miércoles, 6 de agosto de 2014

EL "YO" VERDADERO por Vivekamukti


EL "YO" VERDADERO
por
Vivekamukti


¿Quién eres? En verdad te lo pregunto, tal como me pregunto a mí: ¿quién soy?.

Tantas veces nos preguntamos esto una vez iniciada la búsqueda espiritual, que durante gran parte del camino nos respondemos según lo que la filosofía o las religiones enseñan. Pero de verdad vuelvo a preguntarme en voz alta (y tú pregúntate conmigo por favor) ¿Quién soy?. 

No me digas una respuesta aprendida. No quiero una respuesta que tenga que ver con tan sólo un pensamiento. ¿Quién Soy?.... Allí está mi respuesta, la he sentido! ¿A ti te pasa lo mismo? Ese es el problema: la he sentido, pero no puedo expresarla con palabras. Siento que las palabras enturbian lo que es clarísimo como el agua de un manantial. Las palabras pueden comunicar muchas cosas, pero son muy limitadas para comunicar lo que vibra en el alma.

Qué íntimo! Qué bello! Qué eterno!. Gracias. Gracias a Todo lo que Es, y Es Uno con mi ser!.

Es algo como esto: vas a un lugar paradisíaco, te sumerges en la contemplación de ese sitio, lo respiras, lo vives, lo absorbes no sólo con los sentidos sino con el alma. Luego de unos días, vuelves a casa. En tu oficina, muchos quieren saber adónde fuiste a descansar. Te dicen: cuéntanos, vamos! ¿cómo es el sitio donde estuviste?... Tú sabes bien que nada de lo que digas describirá ni en una mínima medida lo que sentiste ¿no es así?

Recuerdo la parábola de las dos ranas. Dice este escrito que había dos ranas que vivían en un pozo. El pozo era bastante hondo. Aún así, las ranitas habían logrado sobrevivir porque caían en él varios insectos que las mentenían vivas. Una de las ranas estaba conforme con esta vida. Nadie venía a molestarla a su pozo, tenía alimento suficiente, y cada tanto caía sobre sí una refrescante lluvia que la alegraba y hasta la hacía cantar.

La otra ranita tenía otra naturaleza: no estaba conforme. Sentía que había algo más que ese sitio. Desde abajo ella sólo podía ver el cielo, y anhelaba con todo su corazón ver que había más allá. Durante varios días, esta ranita intentaba trepar para salir del pozo. La otra que veía inútil esto, le decía: ¿para que te esfuerzas? ¿no ves que te lastimarás? ¿no tienes aquí todo lo necesario para vivir? Somos ranas! ¿Qué más necesitas? Yo soy una rana, tú eres una rana. Tenemos insectos, frescura, agua, estamos seguras en esta casa ¿para qué salir?.

La rana que intentaba trepar las altas paredes, pensaba que en gran parte era real lo que su amiga planteaba. Pero algo en su ser la impulsaba más allá. No tendría paz si no hacia el intento. Y así, pese a los dichos de su amiga, un día alcanzó la superficie. La otra rana vio como su compañera se fue. Ella se quedó en el pozo, con su vida de siempre. Estaba un poco triste porque estaba sola. Pero ella pensaba haber hecho lo correcto. Al fin y al cabo, era una rana... Pasaron unas cuantas semanas. La ranita volvió. Saltó al pozo: estaba tan feliz!...

- Qué! Qué! ¿Qué te pasa que estás tan feliz? ¿Qué has visto?!!! Dijo sorprendida la rana del pozo. 

- Es tan hermoso...tan inmenso lo que he visto...no sé cómo compartirlo...

- ¿Inmenso? Lo más grande que hay es este pozo ¿cómo es de grande? ¿así? (y dio la rana un brinco para saber si la distancia era ésa)

- No! No! es mucho más grande - respondió la otra.

- ¿Cómo? ¿así?. (Y dio dos brincos, cubriendo una gran distancia en el pozo)

- No hermanita! no! es mucho mas grande!

- No puede ser más grande que esto! (y dio unos brincos tan largos que cubrió todo el largo del pozo)

- Sí hermanita, es muchísimo más grande que eso! He venido a buscarte, para que tú misma lo veas, porque jamás podré explicarte cuan grande es!

La ranita del pozo tenía mucho miedo. Todo lo seguro que conocía estaba en ese pozo. Y ahora esta hermana suya, había salido y regresado. Y lo más inquietante: regresó tan feliz! Su amiga la alentó, le dijo que irían juntas. La rana del pozo se decidió luego de muchas cavilaciones. Se ayudaron mutuamente para salir de allí.

Las dos ranas salieron, y nunca más regresaron a ese pozo. Sin embargo, a medida que realizaban su viaje por nuevas tierras, se detenían en los pozos y ayudaban a salir a otras ranitas. Aunque la realidad es que no muchas quisieron salir de sus pozos....

Esta historia me la contaba Lakshahra cuando yo le preguntaba cómo era Dios. Yo estaba como un niño juguetón, siempre halando de una de sus mangas cuando lo veía con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa en su semblante. Yo sabía que él veía algo que yo no estaba viendo. 


A vuestros pies por siempre, y gracias por esta eternidad sinceramente, tu hermano, 

Vivekamukti


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