ENCUENTRO DE ALMAS
Te vi y supe que eras tú -le confesó ella mientras él se acababa el té que unos minutos antes había traído la camarera del café.
Ella, en su largo caminar, había conocido a muchas personas, había buscado mucho tiempo dentro de cada ser humano, para ver las almas, para sentirlas, para reconocerlas, para descubrirlas, y había aprendido a diferenciar sus energías, era como una habilidad especial, algo que había desarrollado con la práctica, y eso le permitía no ver sólo el envoltorio de los seres humanos, lo físico y material, sino que podía llegar más allá con cierta facilidad.
Aprender y experimentar esos reconocimientos había sido para ella vital, había sido para ella la clave para darse cuenta de que debía dejar de buscar para poder encontrar a su alma gemela.
Alma gemela, esa alma que parte del mismo rayo de luz que ella, alma que pertenece a su Ser completo, alma que se encarnó en otro ser humano y que tanto tiempo quiso hallar.
Al principio fue muy difícil. Saber su aspecto físico la condicionaba demasiado y solía mirar a las personas con las que se cruzaba, a veces, con la clara intención y el intenso deseo de alcanzarle, de descubrirle entre todas aquellas personas por fin. En ocasiones le sentía con tanta fuerza, tan cerca de ella, que parecía como si cada individuo fuera él, y eso la confundía, su señal era fuerte, potente, como si su energía se expandiera varios metros a su alrededor, tal vez algunos kilómetros, pues la ciudad era grande y él podía estar en cualquier parte, pero muy próximo, más de lo que ella lograba entender.
Pero las almas están dormidas en el olvido, dentro de un cuerpo que les sirve para vivir la experiencia de lo material, un cuerpo humano que contiene una mente pensante, una mente cuyas emociones la acompañan en la práctica del autoconocimiento, de la reconexión entre la esencia real del ser y su computadora mental. Sin embargo, no todos los seres humanos despiertan a la consciencia de lo que son, pocos experimentan la profundización en sí mismos, el autodescubrimiento de lo que en sus memorias álmicas se halla, el reencuentro consigo mismos, con su verdadero Yo.
Las personas son viajeros que han llegado con sus trajes de hombre o mujer para existir en un lugar y vivenciar lo que como almas etéreas no podrían llegar a experimentar jamás, pero no recuerdan que han venido a experimentar, a aprender de las emociones, de lo que es sentir amor desde estos cuerpos físicos, amor en sus diferentes formas, y acaban sufriendo, creando emociones de dolor, de rabia, y haciendo daño, ya sea a sí mismas, ya sea a otros.
Ella deseaba conectar con las otras almas, conocerlas, tocarlas...
El anhelo por hallar a su complemento en polaridad era tan potente que su vida se transformó en una aventura de búsqueda infructuosa.
Supo que otros buscaban esa conexión con el alma a través de la sexualidad, pero ella se dio cuenta de que las almas no se fusionaban si no eran del mismo rayo de luz, si no eran Llamas Gemelas procedentes del mismo Ser. Por más que quiso conectar con otras almas, sólo lograba una leve conexión, un roce, un saludo, un amor hermoso pero pasajero, cambiante, amor de almas hermanas, pero no lograba entrelazar todas sus hebras de luz con las de las otras almas.
Así que era imposible conectar y fusionarse con cualquiera, nunca lograría lo que ella deseaba si no hallaba a esa alma que percibía tan cercana desde su corazón.
Un buen día decidió que ya no deseaba sufrir más su ausencia y que se centraría en su presencia.
En ese momento todo cambió, su mundo se volvió luminoso, su anhelo se convirtió en un gran amor sin la grieta del dolor, sin la eterna persecución del gran imposible, pues comprendió que todo ocurre en su momento, que nada llega hasta que no estás preparado para que lo haga y que tal vez, su amada llama gemela estaba viviendo un proceso que no se podía interrumpir... Así que, quizás, ninguno de los dos estaba preparado para enfrentarse a ese encuentro y necesitarían un tiempo para que sus situaciones madurasen hasta el punto de que pudieran salvar cualquier obstáculo juntos, una vez reconectados por completo.
Así pues, desde su amor incondicional, aceptó que si tanto amaba a ese ser debía comprender que su parte humana tenía que experimentar, vivir, reír, llorar, aprender, amar, entregarse, fluir, crecer por sí mismo, sin desear ser su pareja en este plano físico, sin pretender nada, sólo ser amor, ser luz, para que sus hilos de destellos de su ser le alcanzaran y le proporcionaran la ayuda necesaria para descubrir su propio mundo y volar libre.
Soltó amarras...y puso rumbo a su propia vida, a su destino propio, sabiendo en su corazón que nunca estuvo separada de esa alma que era parte de su ser.
No te centres en mi ausencia humana, piensa que siempre estoy en ti, formo parte de ti, soy tú, vivo en ti y en mí, igual que tú vives en mí y en ti misma...- le repetía aquella dulce voz que la guiaba en su camino de elevación.
Pero el destino la llevó a aquel lugar, a estar frente a él, a confesarle lo que ella sabía.
Te vi y supe que eras tú.
¿Cómo puedes saberlo?- le dijo él asombrado.
Sencillamente, lo sé, mi corazón me lo dice, tu luz y la mía se unen en una sola, puedo verlo, lo siento en mí.
¿Y cómo puedes sentir eso sólo con sólo mirarme?
Porque las almas no necesitan que los cuerpos que ocupan se toquen para saber que son una sola energía, porque no es preciso buscar para que se encuentren, a veces, la búsqueda nubla los sentidos de la percepción y no hallamos porque no vemos, porque no es indispensable que se vean para saber que siempre estuvieron juntas, la separación no existe, tú y yo nunca nos abandonamos, todo es una ilusión, siempre estuve contigo, en cada experiencia, en cada amor que viviste y sentiste, en cada búsqueda, en cada desengaño, en cada sueño, porque somos un sólo ser que se encarnó en dos cuerpos físicos para experimentar en la materia, y yo soy tú... Asimismo, tú también has sufrido conmigo, me has sentido experimentar la angustia, el miedo, las dudas, y has estado ahí en cada momento que he vivido.
¿Es esto un sueño?
No. Esta es la realidad, el sueño es lo que estamos viviendo aquí abajo, interpretando un personaje que no somos verdaderamente, siendo lo que no somos, ignorando nuestra esencia real y descubriéndola dentro de estos cuerpos mentales, para trascender dentro de ellos y ascender la vibración con la luz de nuestro ser, o lo que es lo mismo, traer el “cielo” a la “Tierra”.
¿Quién eres tú? ¿Eres un ángel?
No. Soy lo que siempre buscaste, lo que está en ti, pero estando en mí.
¿Qué puedo hacer para llegar a ti?
Sigue el dictado de tu corazón, pero para poder hacer eso, primero, ámate y conecta con tu propia alma, sólo así sabrás llegar hasta mí.
Deseo hallarte.
Ya lo has hecho, estoy aquí, ahora sólo permítete sentirme en tu alma porque mi amor te llegará y te iluminará el camino.
Los sueños...¿son sueños?... Esta vida... ¿Qué es? Tal vez sea un juego donde yo hoy soy la camarera que sirvió el café, mañana soy el hombre que lee el diario, y después soy el alma que guía a su otra mitad en su senda, en este juego irreal que nos hemos inventado...
Arael...
http://reflexionesdeunyo.blogspot.com.es/
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