martes, 12 de abril de 2016

PLEGARIA, por Yehudi Menuhin


PLEGARIA, 
por Yehudi Menuhin*

Este texto fue hallado entre los documentos de sus últimas voluntades

A Ti, a Quien no conozco ni puedo conocer – ni en mi interior ni fuera de mí – y a Quien estoy unido por el amor, el temor y la fe – al Único en todas sus representaciones– dirijo esta oración:

Guíame hacia lo mejor de mí mismo – ayúdame a convertirme en alguien en quién confíen los seres vivientes, criaturas y plantas, así como el aire, el agua, la tierra y la luz que los sustentan; mantenme como alguien que respeta el misterio y el carácter de cada variedad de vida en toda su unicidad y solidez, ambas esenciales para la supervivencia de cualquier vida.

Ayúdame a preservar mi capacidad para maravillarme, extasiarme y descubrir; permite despertar en mí el sentido de la belleza en cualquier lugar, y a contribuir con y para otros y para conmigo mismo en el conjunto de la belleza que observamos, oímos, olemos, probamos o tocamos o que de algún modo concebimos a través de la mente y el espíritu; ayúdame a no perder nunca el vivificante ejercicio de proteger a todo aquél que respire, pase hambre, tenga sed; a todo aquél que sufra.

Ayúdame a permanecer acorde con los valores relativos, a equilibrar pacientemente el paso del tiempo con la rica cosecha de fidelidades, experiencia, éxito, ayuda e inspiración.

Ayúdame a ser un buen guardián del cuerpo que Tú me has dado. Que esta vida confiada a “mi” temporal resguardo, vuelva al círculo terrenal en la mejor condición posible para que la vida continúe. Así pues, Tu deseo se hará.

Que aquellos que me sobrevivan no lloren mi muerte sino que continúen siendo igual de serviciales, amables y sabios con los demás, igual que fueron conmigo. Aunque me encantaría vivir muchos años disfrutando de los frutos de mi afortunada y rica vida, con mi preciada mujer, familia, música, amigos, literatura y numerosos proyectos, en este mundo de culturas y gentes tan diversas he recibido ya la bendición, afecto y protección suficiente para satisfacer miles de vidas.

Y finalmente, mientras Te suplico que me protejas de la ira y la condena, la mía de los demás y la de los demás de mí, ilumínalos a ellos y a mí y ayúdanos a perdonarnos el uno al otro.

También con aquellos enemigos que posiblemente tenga, ayúdame a distinguir entre los reconciliables y los irreconciliables, dame ánimos para buscar por todos los medios el entendimiento con los primeros, y hacer a los segundos ineficaces y a aprender de los dos.

Dame la inspiración que has dado a la humanidad y anímame a reverenciar y a seguir estos ejemplos vivos que consagran tu espíritu – el espíritu que hay en el interior y fuera de cada uno de nosotros – el espíritu de Aquél y de Aquellos – la iluminación de Cristo, de Buda, de Lao-Tsu y de los profetas, sabios, filósofos, poetas, escritores, pintores, escultores, todos los creadores y artistas, y toda la gente desinteresada, los santos y las madres, conocidos y desconocidos, los exaltados y los humildes – hombres, mujeres, niños de todos los tiempos y lugares – cuyo espíritu y ejemplo permanecen con nosotros y dentro de nosotros para siempre.

Texto Original en: “Unfinished Journey” (Viaje Inacabado) de Yehudi Menuhin,

Editorial Pimlico 2001 (ISBN: 0-7126-6809-9)

Traducción de Andrea Rodís y Catalina Rivada

Fuente: www.cetr.net


*Yehudi Menuhin

(Nueva York, 1916 - Berlín, 1999) Violinista y director de orquesta norteamericano. Hijo de judios emigrados de Rusia, Yehudi se reveló muy pronto como un prodigioso violinista. A los cinco años daba su primer concierto público en la ciudad de San Francisco. El violinista Louis Persinger fue el primero que descubrió sus aptitudes musicales y su primer profesor. También en San Francisco recibió clases de Sigmund Anker, y luego fue alumno de Georges Enesco, en Rumanía y de Adolph Busch, en Basel. Ya desde los siete años se le conocía por "maravilla del violín" y "el Einstein del violín". Hizo su presentación en París con 10 años, en Nueva York con once y en Berlín con trece.

Talento precoz, Yehudi Menuhin -acompañado por su hermana menor, la reconocida pianista Hephzibah Menuhin- asombró al público de la década de 1930 con su ejecución de las grandes obras del repertorio violinístico. Desde entonces su carrera fue imparable, conquistando a las audiencias no sólo por su sabiduría musical, sino también por su calidad humana.

Por su condición de judío, Yehudi Menuhin tuvo grandes problemas en sus relaciones con la Alemania nazi. En el año 1934 rehusó aceptar una intivación oficial para dar un concierto en Alemania, y pidió que fuera revocado el destierro de Bruce Walter y otros músicos de raza judía.

En 1985 recibió la ciudadanía británica, siéndole concedido el título de Sir. En los últimos años su actividad musical se dirigió sobre todo hacia la dirección de orquesta y a causas humanitarias y benéficas, destacándose como un convencido defensor de los derechos del hombre. Estos hechos le valieron el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1997 junto a M. Rostropovich.

http://www.biografiasyvidas.com/

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