¿SE PUEDE DEFINIR A “DIOS”?
(Una de mis reflexiones)
“Si lo defines, mientes. Si lo persigues, lo
pierdes. Si lo ves, te ves”.
Alejandro Jodorowsky
Nada más certero que estas palabras de A.
Jodorowsky.
Nos empeñamos en definir algo que no es
tangible, algo que por el simple hecho de pretender demostrarlo, se vuelve más
invisible. Algo tan enorme que el ojo humano no es capaz de abarcar y por tanto
no ve.
Cuando nos damos cuenta de que es cerrando los
ojos y adentrándonos en nuestra propia oscuridad, cuando más cerca estamos de “Dios”,
empezamos a comprender la magnitud y el poder el Padre Creador. Sólo dentro de
nuestro Ser podemos encontrarnos con Él y entablar un dialogo que nos lleve a
la total comprensión.
Emprender este camino interior no es fácil,
pero una vez que despertamos, que nos atrevemos a dar el primer paso para
conocer nuestra verdadera esencia, el Camino se nos hace más sencillo, aunque
el hecho de que nos sea más o menos sencillo, no signifique que deba ser
totalmente llano.
Para ser merecedores de encontrar la Verdad,
deberemos hacer una limpieza general y radical, profunda, de nosotros mismos.
Remover viejas creencias basadas en intereses o apreciaciones simplemente
humanas. Ya no nos sirven los conocimientos religiosos ni culturales
adquiridos durante nuestras existencias
humanas; nos vamos dando cuenta de que todo radica en la simpleza de las cosas.
Empezamos a valorar y apreciar cosas como el desapego y el no-ego, dándoles otro
valor. Nos convertimos en seres menos complejos, más sencillos, más humildes.
Nos sentimos capaces de dar sin esperar recibir, capaces de comprender mejor a
los demás, capaces de aceptar que todos somos iguales, que todos formamos parte
de esa unidad que conforma el Uno.
Al ir avanzando por ese Camino Interior, vamos
comprendiendo que “Dios”, “Padre-Madre”, vive dentro de nuestro corazón como
una llama imperecedera. Una llama que frente a la ignorancia puede menguar su
luz, pero esa luz jamás se apaga y vuelve a crecer con fuerza en el mismo
instante en el que caemos en la cuenta de que lo que en verdad somos es Energía
Pura, Luz pura y Amorosa, una parte Infinita e indisoluble del Divino Creador.
“Dios” como Ser, como identidad, no puede ser
definido. No puede serlo porque siendo Uno es también Todos, pues habita en
cada cosa, en cada ser creados por Él.
Ibn Arabí, un místico árabe nacido en Murcia (España)
en el siglo XII, dijo: “Quien se conoce a sí mismo conoce a su Señor”.
Quien se conoce a sí mismo…
Por tanto, conocerse a uno mismo, es
reconocerse como parte de Dios. Somos parte de la Luz de nuestro Creador.
Pequeñas chispas de Luz, de su Energía, de su Esencia.
Una vez que reconozcamos esto, habremos dado
con la forma más ajustada para definir a “Dios”.
Hace un tiempo escribí un poema que trataba
sobre esto. El poema se titula “¿Dónde está Dios?”
¿Dónde está Dios?
Preguntas desde la mirada
azul de tus ojos de niño,
mientras buscas incrédulo
su rastro a tu alrededor.
¿Dónde está Dios?
¿Dónde se esconde?
¿Dónde se halla que por más
que busco no le veo?
Y sonrío ante tus preguntas
con una sonrisa triste,
con una pena en mis ojos,
con un dolor antiguo en mi pecho.
Tiendo a ti mis brazos
y te ofrezco el refugio
sereno de mi seno.
Y mis manos sosiegan
en una caricia tierna
todos tus miedos.
¿Dónde está?
Preguntas de nuevo.
Y mi voz te responde
en un susurro de viento...
Dios está en ti y en mí.
Está en cada pecho herido
por la metralla
de las guerras fratricidas
que sólo siembran muerte.
Está en el llanto de un niño,
en el desesperado grito de una madre
pidiendo pan para el hijo
que muere de hambre en sus brazos.
El los ojos fatigados del anciano
que hablan en silencio del dolor
porque todo lo han perdido.
Dios está en cada llanto,
cada dolor, cada pena...
Pero también está en las estrellas
que adornan el firmamento
y esta en cada flor, cada animal,
cada gota de lluvia
que baña nuestros cuerpos.
Está en la inmensidad de los oceanos,
en la belleza altiva y serena
de las montañas que se elevan
como plegarias de Gaia al cielo.
Está en una piedra, una brizna de hierba,
en los bosques y hasta en los desiertos.
Está en una sonrisa enamorada,
en la madre que sostiene
a su hijo en el regazo,
en un abrazo, un beso, un te quiero.
Dios está en todo lo bueno y lo malo
que nosotros soñamos,
unas veces bendiciendo
y otras muchas maldiciendo.
Pero Dios está sobre todo
en los ojos y en los corazones
buenos que quieren verlo.
Abre los ojos de tu alma,
esos que ven desde tu corazón
sólo lo hermoso y lo bueno.
Abre tus ojos del alma,
despierta, que ya es tiempo.
Abre tus ojos y verás
que Dios está en ti
desde el principio de los tiempos.
Carmen Drisana
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¿Dónde está Dios?
Dios está en todo y en nada. Para ver esta
verdad, necesitas cerrar tus ojos para abrir los ojos del alma. Limpiar tu
mente, tus pensamientos, de todo aquello que te ha llenado de oscuridad durante
todo este tiempo y poder abrir así la puerta de esa cámara sagrada que oculta
en lo más profundo y sagrado de tu corazón, ha custodiado y guardado la llama
imperecedera de tu Dios Interior. Por que tú, yo, cada uno de nosotros, somos
parte viva de “Dios”.
Alejandro Jodorowsky en su libro, Habla mi
Dios Interior “El Arte de Sanar”, nos dice:
“Sí. Yo, tu Dios Interior, te hablo para hacerte consciente de mi
presencia.
He estado contigo siempre, desde tu nacimiento, pero tú no te has dado
cuenta. Ahora es tiempo de que me conozcas, a mí, que era tu yo antes que
nacieras y que seré tu yo después que “mueras”.
Os recomiendo la lectura de este libro de A Jodorowsky. Es un texto
sanador que nos ayuda a aclarar las dudas sobre este tema de la presencia y
definición de Dios. Si gustáis, podéis encontrarlo en formato pdf en el
siguiente link:
Espero que mis palabras os sirvan al menos para daros cuenta de que la
única definición de “Dios”, la encontrareis en vuestro interior.
Y ahora…
¡Feliz y bendecido reencuentro con vosotros mismos y con
vuestro-nuestro, Dios Interior!
¡Somos UNO!
Carmen-Drisana
Copyright©
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