La física cuántica revela la unión entre mente, emoción y
materia,
por Graciela González
La física cuántica es la física de las posibilidades, de las
transformaciones, del manejo de los campos unificados de las cuatro fuerzas:
gravedad, electromagnetismo y la fuerza fuerte y débil del núcleo atómico.
Einstein sugirió en sus teorías, la existencia de un campo
que sostiene las transformaciones del espacio -tiempo y de la masa – energía.
Todo estaría unido y esta unificación demostraría que dos
cosas, en apariencia totalmente diferentes, se pueden transformar la una a la
otra.
En las investigaciones los físicos encontraron que los
“hardons” (partículas muy pequeñas que abundan en el universo), tienen las
características de ondas, de cuerdas y que existirían billones y billones de ellas
en el universo sosteniendo todo lo existente.
De sus distintas frecuencias se originaría toda la materia y
la energía de lo que llamamos creación.
Si usamos la física cuántica en la vida cotidiana, seríamos capaces de afectar estas super-cuerdas y gracias a la física cuántica uniríamos la mente y la emoción con la materia.
Si usamos la física cuántica en la vida cotidiana, seríamos capaces de afectar estas super-cuerdas y gracias a la física cuántica uniríamos la mente y la emoción con la materia.
Esta física rompe, por así decirlo, los parámetros de la
física tradicional Newtoniana, que no sigue esos parámetros.
El poder del pensamiento
La física newtoniana decía que todo es continuo.
Para entender qué es esto de continuo, pensemos en el
termómetro que mide la temperatura. Cuando vemos que la misma aumenta en un
grado, en realidad, aumenta primero en una décima de grado y antes en una
millonésima de grado, en un proceso de aumento de temperatura que medimos con
el termómetro, es un movimiento que sería continuo.
En el mundo de la física cuántica esto no es así. El
físico Max Planck estudió como se producía la radiación desde un cuerpo
incandescente y su explicación fue que los átomos que componen el cuerpo
incandescente, cuando liberaban energía en forma de radiación, no lo hacían en
forma continua, sino en pequeños bloques a los que él denominó cuantos de
energía.
Estos pequeños bloques, no continuos, pueden ser afectados
directamente por una energía: el pensamiento.
Y descubrió algo extraordinario: estas partículas
tienen otra extraña característica: si las estas observando, son partículas, si
no las estas observando, son ondas, incluso se ha llegado a determinar que
cambian de acuerdo a las expectativas de quienes las están observando, es
decir, los cuantos actuarían de acuerdo a lo que dichos observadores desean que
hagan.
Brian Josephson, ganador del premio Nobel de Física, nos
dice que en esta búsqueda de estas pequeñas partículas, los físicos podrían
estar creando su propia realidad. Por ejemplo, una cierta partícula llamada el
“anomalón”, tiene propiedades que varían de laboratorio en laboratorio. Brian
Josephson indica que esto ocurre y depende de quien esté encontrándola y
creándola.
La física y lo cotidiano
Si usamos la física cuántica en lo cotidiano de la vida,
seríamos capaces de afectar estas super-cuerdas y gracias a la física cuántica
uniríamos la mente/emoción con la materia.
Einstein fue el primero en dar una explicación de esta
palabra relacionándola con la vida real. Einstein llamo a esta física, “la
física de la aventura del pensamiento”, nada más acertado. Para muchos
investigadores esta física sería la responsable de lograr explicar cómo la
mente crea la materia a niveles muy pequeños en lo que nosotros llamaremos el
mundo de los quantums o de los fotones, que es lo más pequeño de algo que podemos
tener. Este descubrimiento lo hizo Max Planck con quien se inicia la teoría
cuántica.
¿Cómo nos conectamos con esos bloques? Eso pasaría
gracias a los campos unificados de conciencia y a otra propiedad sorprendente
de la física cuántica a la que se denomina “no localidad”. Esta propiedad se da
cuando dos partículas interaccionan transmitiéndose información entre ellas,
instantáneamente, sin importar cuán lejos o cuan separadas lleguen a estar, no
importa si las distancias son de millones de kilómetros o de años luz, todo
sucede de manera instantánea: es decir, los objetos y los acontecimientos
del cosmos se hallan interconectados.
La mente y el cuerpo
Ahora sabemos que las células de nuestro cuerpo no están
especializadas: la doctora Candace Pert, directora de la división de bioquímica
cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, ha
señalado que la mente no se halla confinada en el cerebro mediante alguna
definición nítida. La mente se proyecta a todas las partes del espacio interno.
Los neurotransmisores y los compuestos bioquímicos como el
ADN no pertenecen solo al cuerpo, no hay tal separación entre la mente y el
cuerpo y todo el sistema debería llamarse mente – cuerpo ya que son
asombrosamente parecidos.
Por ejemplo, hoy se sabe que la insulina, una hormona que
siempre se ha relacionado con el páncreas, también se produce en el cerebro.
Asi mismo, ciertos compuestos químicos cerebrales como el transferón se
producen en el estómago. Todo estaría unido y todas las partes del cuerpo
podrían crear lo que el cuerpo necesita ya que estarían interconectados
por la física cuántica y su propiedad de “no localidad”. Todo nuestro cuerpo es
inteligente y se relaciona, por lo tanto, la salud está en nuestras manos
No pensar en cosas
Según la física quántica, existe una sustancia química que
coincide con cada estado.
Los átomos no son cosas, solo son tendencias. Así que, en
vez de pensar en cosas, hay que pensar en posibilidades. Todas son
posibilidades de una conciencia. Las emociones son sustancias químicas impresas
de manera holográfica. La farmacia más sofisticada del universo está
dentro del cuerpo. Hay una parte del cerebro que se llama el hipotálamo.
El hipotálamo es como una mini fábrica y es un lugar que reúne ciertas
sustancias químicas que combina con ciertas emociones que experimentamos. Y
esas sustancias químicas se llaman “Péptidos” que son pequeñas secuencias
encadenadas de aminoácidos. El cuerpo es básicamente una unidad de carbono
que fabrica en total unos 20 aminoácidos diferentes para formular su estructura
física. El cuerpo es una máquina que produce proteínas. En el hipotálamo,
tomamos pequeñas cadenas de proteínas llamadas péptidos y las reunimos en
determinados neuro-péptidos o neuro-hormonas que combinan los estados
emocionales que experimentamos diariamente.
Así que hay sustancias químicas para el enojo, para la
tristeza y hay sustancias químicas para la victimización.
Y justo cuando experimentamos ese estado emocional en
nuestro cuerpo o en nuestro cerebro, ese hipotálamo inmediatamente reunirá el
péptido y luego lo libera a través de la pituitaria en la corriente sanguínea
llegando a las células.
Somos un todo integrado
Las personas operamos, vivimos, producimos situaciones como
un todo integrado. A lo largo del exterior de la célula hay billones de sitios
receptores que en realidad sólo son receptores de información de entrada. Un
receptor que tiene un péptido encima, cambia la célula de muchas maneras.
Activa toda una cascada de acontecimientos bioquímicos y algunas acaban con
cambios en el núcleo de la célula. Cada célula está viva y cada célula tiene
una conciencia particular.
De hecho, la célula es la unidad más pequeña de
conciencia en el cuerpo. Por toda esta explicación, una adicción es algo
que no se puede detener. Nos causamos situaciones que buscan satisfacer las
necesidades químicas de las células de nuestro cuerpo.
Movimiento, mente y materia
Nosotros podemos crear nuestra vida, crear nuestra realidad,
somos seres creadores en potencia y al ser creadores, esta cualidad nos une con
la espiritualidad y la capacidad de hacer todo aquello que queramos si le damos
la intención y la dirección necesaria. Y esto no lo están diciendo unos
pastores, lo dicen los físicos cuánticos.
“Vosotros podéis hacer cosas como las que yo hago y aún
superiores, si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este
sicomoro: desarráigate y plántate en el mar, y él os obedecería”.Nos dijo
Jesús.
Y ahora con la física cuántica sabemos literalmente que así
es.
A esta capacidad de crear flujos y cambios se lo llamó el
“Holo-movimiento”, término utilizado por el físico David Bhom. En el Holo –
movimiento, mente y materia están unidos, y Bhom dijo “cuando vibra el
electrón, el universo vibra”.
Jack Sarfatti y William Tiller físicos muy conocidos nos dicen que la mente y la materia interaccionan a través de ondas de información intermediarias que tanto influyen como organizan la materia y estas ondas son guiadas por la intención consciente.
Jack Sarfatti y William Tiller físicos muy conocidos nos dicen que la mente y la materia interaccionan a través de ondas de información intermediarias que tanto influyen como organizan la materia y estas ondas son guiadas por la intención consciente.
De acuerdo con el físico Bearden “los pensamientos se
recolectan y se unen por su similitud de frecuencia y forma”, por lo
tanto, somos lo que pensamos.
El proceso de conectar estos pensamientos y la realidad
física ocurre mediante el fotón de luz, que es el portador de los patrones del
pensamiento. En ese proceso, los fotones similares se unen y crean
colectivamente la realidad inobservada y observada.
Los físicos han demostrado que la física cuántica y los
pensamientos participan de forma activa creando nuestra realidad.
Cómo funcionan los campos electromagnéticos
Todos poseemos un campo electromagnético ya que todos
tenemos dos polos, igual que el planeta y todas las cosas, polo sur y polo
norte. Los fenómenos magnéticos se deben a fuerzas originadas por cargas
eléctricas en movimiento; en otras palabras, toda carga además de crear un
campo eléctrico, cuando se desplaza, origina en el espacio que le rodea una
nueva perturbación que constituye un campo magnético y electromagnético.
El campo electromagnético es la inteligencia que exhiben las
partículas actuando colectivamente.
Los fotones de luz son los mensajeros del campo
electromagnético y la luz viene de un espacio dimensional superior (esto ha
sido medido y cuantificado). El cuerpo humano emite fotones (biofotones)
desde el interior del ADN.
Cuando más cargado está el campo electromagnético, más
activo es el intercambio de información y nos proporciona nuestra conciencia
expansiva.
Es el campo electromagnético quien proporciona la
organización, la estructura y la forma de lo que llamamos materia y nos conecta
con el cambio físico observable.
La luz es la portadora del patrón del pensamiento del campo
electromagnético, el fotón es el mensajero que comunica la información entre
las partículas electromagnéticas que contienen a su vez, luz visible e
invisible.
Ahora sabemos, gracias a la física cuántica, que la luz es
el componente básico del campo electromagnético, por lo que resulta claro que
somos seres de luz electro– bioquímicos. Por lo tanto, podemos modular nuestras
frecuencias vibratorias y crear nuestra realidad a través de los pensamientos.
En una ocasión Arthur Eddington dio su opinión como físico y dijo: “La
materia del mundo es materia mental”.-
Por Graciela González
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