miércoles, 10 de julio de 2019

ÁBRETE A NUEVAS POSIBILIDADES, por Laura Szmuch


ÁBRETE A NUEVAS POSIBILIDADES,
por Laura Szmuch


Ábrete a nuevas posibilidades, aunque duela, aunque sea difícil, aunque te dé vértigo...

Extiende tus brazos, dándole la bienvenida a tu vida a todo lo que alguna vez deseaste, y acepta lo bueno: no un poquito, sino TODO lo bueno que tiene para vos.

Anímate a poner lo que deseas en palabras. Exponte, se vulnerable. Pide lo que necesites, compra lo que te haga falta, invierte si es necesario. Sé paciente, pero no esperes demasiado.

Atrévete a soñar, a desear, a crear y construir. Este es tu momento de poder, el aquí y el ahora. No importa si ya lo intentaste y no pudiste, deja el pasado de lado. Prueba nuevas maneras. Aprende a cambiar. Aprende. Todo es un aprendizaje. ¿Ya lo dije?

Sal de la comodidad si esa comodidad ya es incómoda. 

Quédate ahí solo si te gusta. Permite que tus miedos se derritan, y que revelen el tesoro que estaban escondiendo. 

Llena tu día de momentos incomparables, como nunca antes los habías tenido o apreciado. Ábrete. Ábrete a quien puedes llegar a ser.

¿Y si duele? Es posible que duela. ¿Acaso el estancamiento no duele también? ¿Acaso el puño oprimido de la impotencia no deja hematomas? ¿Acaso los dientes apretados y la mandíbula rígida e inflexible no lastiman? ¿Acaso la bronca no expresada no asfixia y ahoga? ¿Acaso la furia apuntada hacia vos misma no te enferma?

Puedes quedarte ahí, es tu derecho. Uno elige vivir una vida en primera o en estado de subsistencia. Cuando tu piel arde, cuando la energía quiere salir, cuando ya no puedes volver a callar, ni a aceptar, ni a conformarte con menos de lo que pretendes... Cuando recuerdas que esta es TU vida... Es que el velo se corrió, que la imagen empezó a ser nítida, que tus manos están listas para darles forma a tus más anhelados sueños.

Aunque duela, aunque pique, aunque cause enojo y fastidio, aunque maree y dé vértigo... Siente el pulso de tu vida, y déjala expandirse.
Abre tus brazos... Acepta lo bueno que la vida tiene para darte... No un poquito. Sino TODO lo bueno. 


Laura A.Szmuch
Las Seis Inspiraciones

lunes, 8 de julio de 2019

VICTIMISMO CRÓNICO: Personas que funcionan en "modo queja", por Jennifer Delgado


VICTIMISMO CRÓNICO:
Personas que funcionan en "modo queja",
por Jennifer Delgado

Todos, en algún que otro momento, hemos asumido el papel de víctimas. Sin embargo, hay personas que se convierten en víctimas permanentes, sufren lo que podríamos considerar como un “victimismo crónico”. Estas personas se disfrazan de falsas víctimas, ya sea de forma consciente o inconsciente, para simular una agresión inexistente y, de paso, culpar a los demás, liberándose de toda responsabilidad.

En realidad, el victimismo crónico no es una patología, pero podría desembocar en un trastorno paranoide, cuando la persona insiste en culpar continuamente a los demás de los males que padece. Además, esta forma de afrontar el mundo, de por sí, conduce a una visión pesimista de la realidad, que produce malestar, tanto en la persona que se queja como en quien recibe la culpa.

En muchos casos, la persona que abraza el victimismo crónico termina alimentando sentimientos muy negativos, como el resentimiento y la ira, que desembocan en un victimismo agresivo. Es el típico caso de quien no se limita a lamentarse sino que ataca y acusa a los demás, mostrándose intolerante y vulnerando continuamente sus derechos como personas.

Radiografía de una víctima crónica

– Deforman la realidad. Este tipo de personas creen firmemente que la culpa de lo que les sucede es de los demás, nunca es suya. En realidad, el problema es que tienen una visión deformada de la realidad, poseen un locus de control externo, y creen que tanto las cosas positivas como las negativas que ocurren en su vida no dependen directamente de su voluntad, sino de las circunstancias externas. Además, sobredimensionan los aspectos negativos, desarrollando un pesimismo exacerbado que les llevan a centrarse solo en las cosas negativas que les suceden, obviando las positivas.

– Hallan consuelo en el lamento. Estas personas creen que son víctimas de los demás y de las circunstancias, por lo que no se sienten culpable ni responsables de nada de lo que les sucede. Como resultado, lo único que les queda es lamentarse. De hecho, suelen encontrar placer en el acto de quejarse porque así asumen mejor su papel de “pobres víctimas” y logran llamar la atención de los demás. Estas personas no piden ayuda para solucionar sus problemas, solo se lamentan de sus desdichas en la búsqueda desenfrenada de compasión y protagonismo.

– Buscan culpables continuamente. Las personas que asumen el papel de víctimas eternas, desarrollan una actitud recelosa, suelen creer que los demás siempre actúan de mala fe, solo para ponerles la zancadilla. Por eso, suelen tener un afán casi morboso por descubrir agravios nimios, sentirse discriminados o maltratados, solo para reafirmar su papel de víctimas. Así, terminan desarrollando una hipersensibilidad y se convierten en especialistas en formar una tormenta en un vaso de agua.

– Son incapaces de realizar una autocrítica sincera. Estas personas están convencidas de que no tienen la culpa de nada, por lo que no hay nada que criticar en sus comportamientos. Como la responsabilidad es de los demás, no aceptan las críticas constructivas y, mucho menos, realizan un examen de conciencia a fondo que les lleve a cambiar su actitud. Para estas personas, los errores y defectos de los demás son intolerables, mientras que los propios son una simple sutileza. Después de todo, las víctimas son ellos.

¿Cuáles son sus estrategias?
Para que una persona pueda asumir el papel de víctima, tiene que haber un culpable. Por tanto, debe desarrollar una serie de estrategias que le permitan lograr que la otra persona asuma la culpabilidad en el asunto. Si no somos conscientes de estas estrategias, es probable que caigamos en sus redes y que incluso estemos dispuestos a cargar con toda la culpa sobre nuestras espaldas.

1. Retórica victimista

Básicamente, la retórica de esta persona se dirige a descalificar los argumentos de su adversario. Sin embargo, en realidad no refuta sus afirmaciones con otros argumentos que sean mas válidos, sino que se encarga de que la otra persona asuma, sin darse cuenta, el papel de atacante. 

¿Cómo lo hace? Simplemente asume el rol de víctima en la discusión, de forma que la otra persona quede como alguien autoritario, poco empático o hasta agresivo. Es lo que se conoce en el ámbito de la argumentación como “retórica centrista” ya que la persona se encarga de mostrar a su adversario como un extremista, en lugar de preocuparse por refutar sus afirmaciones. De esta manera, cualquier argumento que esgrima su adversario, será solo una demostración de su mala fe. 

Por ejemplo, si una persona se atreve a contrastar una afirmación con un hecho irrefutable o con estadísticas provenientes de fuentes fiables, la víctima no le responderá con hechos sino que dirá algo así como: “Siempre me estás atacando, ahora dices que miento” o “Estás intentando imponer tu punto de vista, haz el favor de disculparte”.

2. Retirada victimista

En algunos casos, el discurso de la víctima está dirigido a eludir su responsabilidad y evitar tener que disculparse o reconocer su error. Por eso, intentará escabullirse de la situación. Para lograrlo, su estrategia consiste en desprestigiar el argumento del vencedor, pero sin llegar a reconocer que estaba equivocado.

¿Cómo lo hace? Una vez más, asume el rol de víctima, juega con los datos a su antojo y los manipula a su conveniencia con el objetivo de sembrar la confusión. Básicamente, esta persona proyectará sus errores en el otro.

Por ejemplo, si una persona le responde con un dato comprobado, que niega su afirmación anterior, la víctima no reconocerá su error. En todo caso, intentará hacer una retirada digna y dirá algo así como: “Ese hecho no niega lo que he dicho. Por favor, no cree más confusión y caos” o “Me está culpando de confundir a los demás, no tiene educación, es evidente que es inútil discutir con usted porque no atiende a razones”, cuando en realidad quién crea el desconcierto es él mismo. 

3. Manipulación emocional

Una de las estrategias preferidas de las víctimas crónicas es la manipulación emocional. Cuando esta persona conoce bastante bien a su interlocutor, no dudará en jugar con sus emociones para poner el tablero a su favor y adoptar el rol de víctima. De hecho, estas personas son muy hábiles reconociendo emociones, por lo que utilizan cualquier resquicio de duda o culpa en su beneficio.

¿Cómo lo hacen? Descubren el punto débil de su adversario y explotan la empatía que este puede sentir. De esta forma, terminan envolviéndole en su tela de araña, para que esa persona adopte toda la responsabilidad y el papel de verdugo, mientras ellos se quedan cómodos en su rol de víctimas y pueden seguir lamentándose.

Por ejemplo, una madre que no quiere reconocer sus errores, puede poner la culpa en el hijo diciendo cosas del tipo: “Con todo lo que he hecho por ti, y así me pagas”. Sin embargo, este tipo de manipulación también es muy común en las relaciones de pareja, entre amigos e incluso en el ámbito laboral.

¿Cómo enfrentar a este tipo de personas?

El primer paso consiste en darse cuenta de que estamos ante una persona que asume el rol de víctima. Luego, se trata de resistir el embate y no dejar que nos enrede en su juego. Lo más sensato es decirle que no tenemos tiempo para escuchar sus lamentaciones, que si quiere ayuda o una solución, con gusto le ayudaremos, pero que no estamos dispuestos a perder tiempo y energía escuchando continuamente sus quejas.

Recuerda que lo más importante es que estas personas no te arruinen el día descargando en ti su dosis de negatividad y, sobre todo, que no te hagan sentir culpable. No olvides que solo te puede herir emocionalmente, aquel al que le des suficiente poder.


Jennifer Delgado



DETECTAR A UN MANIPULADOR EMOCIONAL, por Paola Graziano


DETECTAR A UN MANIPULADOR EMOCIONAL,
--> por Paola Graziano

Los manipuladores emocionales suelen ser como lobos con piel de cordero. Utilizan estrategias de chantaje emocional con las que consiguen poner a los demás a su disposición.

Suelen ser grandes oradores, le dan la vuelta a las cosas a su conveniencia y embaucan a través de la distorsión cognitiva y la explotación emocional, con la intención de tomar el control siempre y obtener algunos beneficios o privilegios a expensas de su víctima. El manipulador crea a propósito un desequilibrio de poder que le permite inclinar la balanza a su favor y explotar a la otra persona, pero lo hace sin que sea evidente para su víctima. Utiliza la mentira de forma inteligente e incluso pueda a veces negar cosas que ha dicho, confundiéndonos.

Con el tiempo la persona manipulada acaba por llevar una vida que no es la que desea pues, sin darse cuenta, se ha puesto a expensas del manipulador, poniendo por encima a la otra persona frente a las propias necesidades e intereses personales. Al ser manipulados se acaba minando nuestra autoestima, autorrespeto, generando inseguridades, tristeza e insatisfacción. y lo peor de todo es que muchas veces la víctima justifica al manipulador y/o incluso se siente culpable de la situación.

Características del manipulador emocional:

Las personas manipuladoras no suelen tener muchos escrúpulos, una vez que detectan tu punto débil, lo usarán para manipularte. Si consiguen su fin te harán renunciar a tus necesidades y valores, para poner los suyos propios por delante. Normalmente envuelven poco a poco a las personas en su red.

Los manipuladores suelen ser personas inseguras, con baja autoestima, pero sin embargo intentan dar la imagen opuesta. Sus temores e inseguridades son encubiertos bajo actitudes egoístas y dominantes.

La inseguridad del manipulador hace que emplee técnicas para resolver sus problemas basadas en la agresividad activa o pasiva. Suelen ser egoístas y tener un evidente déficit de habilidades sociales, sobre todo un defícit de asertividad, que le lleva a emplear primero medios sutiles para conseguir que los demás hagan lo que él quiere, y después cada vez más agresivos pudiendo llegar hasta la violencia.

Debido a esta inseguridad se sienten incómodos en todo tipo de relaciones (laborales, de pareja de amistad...) Esto les lleva a ser rígidos, juzgar a los demás, y hacer ver que sólo ellos tienen la razón o verdad absoluta. Son ellos contra el mundo y quien no piensa como ellos o se adapta a sus deseos es desvalorizado.

Les caracteriza una baja tolerancia a la frustración. Cada vez que experimentan situaciones que consideran que les frustran o ponen en entredicho su posición o poder reaccionan con rabia, se ponen alerta y atacan desde la intolerancia, la crítica destructiva o incluso la agresividad física y verbal si se sienten amenazados.

Nunca tendrá suficiente: El manipulador siempre pide, y exprime sin límite.  El manipulador satisface su propio ego a través de la manipulación de su víctima, sentir que tiene al otro a su disposición o doblegarlo le hace sentir poderoso. Utiliza a los demás para lograr sus fines cada vez que puede, a menos que la persona ponga fin a esa explotación. Un manipulador no suele dejar libre a sus presas, sino que intenta exprimirlas al máximo pidiendo sacrificios cada vez mayores.

Estrategias del Manipulador:

Hay muchas formas de manipular a los demás, puede ser mediante una estrategia agresiva, bien sea activa o pasiva, o también de una forma más sutil. La manipulación más auténtica es aquella que se hace sin que se note, cuando se consigue motivar a la otra persona para que se comporte de la forma que al manipulador interesa, saliendo de ella misma. La agresividad entra más dentro del terreno del chantaje emocional.

-       Agresión pasiva: chantaje emocional, victimismo. Suelen asumir un papel de víctima, y sus comportamientos van encaminados a generar culpa en la otra parte. Algunas de las formas más usuales de culpabilización son las siguientes:

-       Culpar de forma directa: “Por tu culpa me siento así”.

-       Culpar a terceras personas. Pero utilizan un mecanismo por el cual el receptor del mensaje analiza su comportamiento y “descubre” que en algún momento él también hizo algo parecido, así que acaba sintiéndose mal.

-       Señalan a los demás como responsables de su infelicidad futura. Si no haces algo (que normalmente suele ir en contra de los propios deseos, principios, obligaciones o valores ) se va a incrementar el grado de sufrimiento en la vida del manipulador, y tú serás el único culpable. "Si no me ayudas con esto no conseguiré entregarlo a tiempo y me despedirán…", "Si me quisieras harías tal o cual cosa"

-       Resaltan lo mucho que se sacrifican por el otro. Suelen tener una agenda escondida donde anotan todo lo que han hecho por ti y por los demás y en cuanto se plantea la ocasión te lo recuerdan. "Parece mentira que te quejes de que no te llamé por tu cumpleaños cuando llevo toda la semana sacrificándome por ti ", "Es increíble que me pidas que te ayude con esto, cuando sabes que he estado cuidando a nuestro hijo enfermo todo el día "

-       Ignorar. Es una forma muy cruel de maltrato psíquico a pesar de su carácter pasivo. Si no te dirige la palabra ni la mirada una persona a la que quieres, o con la que tienes un cierto tipo de relación suele sentirse un profundo malestar. Los seres humanos somos muy sensibles al rechazo y una expresión directa nos revuelve por dentro. Se repliegan en sí mismos por completo y ni siquiera te miran, mientras se muestran incluso más amables con el resto de las personas, te dicen lo imprescindible o menos aún que eso, y si intentas conversar con ellos y aclarar lo que ha sucedido o exponer tu punto de vista te responden, si tienen a bien hacerlo, "déjame en paz", si nos enfadamos paradójicamente adoptan el papel de víctimas ofendiéndose por nuestro enfado.

-       Victimismo:  Para estas personas, los demás siempre tienen la culpa, a ellos siempre les pasa lo peor y se aprovechan de ellos, se describen como pobres víctimas humilladas y maltratadas. Con este discurso, despiertan tu sentimiento de culpa y te manipulan.

-       Agresión activa: maltrato, acoso moral. El arma fundamental de los agresores activos es la violencia física o verbal. Gritan, culpabilizan, culpan siempre a los demás, y amenazan, aunque en contadas ocasiones cumplen su aviso. Se sirven siempre de amenazas y enfados. Cuando uno está con ellos siente miedo.

-       La Crítica destructiva:  Cuando alguien que nos importa realiza una crítica negativa, podemos tender a pensar que puede ser cierto, y que somos unos miserables, unos aprovechados, o unos incompetentes. De esta forma, también se induce culpa.

-       Hacer juicios sobre tu valía de forma inespecífica. Es una crítica directa, en la que pueden emitir un mensaje del tipo "me has defraudado" pero sin decirte por qué.

-       Atribuir una etiqueta negativa. Algunos ejemplos típicos son "estás loca y no hay quien te entienda", "eres un machista", "Eres un egoísta"

Tipos de Manipuladores:
  A veces un manipulador puede utilizar varios de estos estilos en diferentes momentos:

-       La víctima. Se trata de un tipo de chantaje emocional bastante común en el que el manipulador asume el papel de víctima y te adjudica el rol del verdugo. Para estas personas los demás siempre tienen la culpa, ellos son pobres víctimas por ser demasiado buenos. Con este discurso despiertan la culpa en el otro.

-       El dependiente. Este manipulador se coloca una máscara de persona débil que necesita ayuda y depende de los demás. Sin embargo, detrás de esa apariencia de cordero realmente se esconde un lobo que manipula los sentimientos haciéndote sentir responsable. Como si su felicidad dependiese completamente de ti y de cómo te comportes con él.

-       El agresivo.  En este caso la estrategia de manipulación es la agresión activa: se encargan de demostrarte que son los más fuertes, de tal forma que tu personalidad se diluye pues consiguen que acabes cediendo para evitar las peleas.

-       El interpretador. Son maquiavélicos y pasivo-agresivos. Al principio parece estar de tu parte, pero utilizará continuamente tus palabras contra ti. Son expertos en manipular la información y ponerla a su favor, suelen encontrar y atribuir intenciones ocultas en los mensajes y actos, así generan un sentimiento de culpa por algo que nunca has dicho o hecho.

-       El sarcástico. Son agresivos pero de forma indirecta, con comentarios sarcásticos, las críticas veladas y las humillaciones. De esta forma demuestran su superioridad, te denigran y logran manipularte a su antojo.

-       El proyector. Son orgullosos, sólo ellos son perfectos y los demás son ignorantes o llenos de defectos. Cada vez que tienen oportunidad te hacen notar que te has equivocado o que no has cumplido con sus "parámetros de calidad", generando así una gran inseguridad y falta de confianza. (mientras ellos alimentan su ego.) 

¿Cómo enfrentarse a un Manipulador emocional?

¿Sospechas que estás siendo víctima de manipulación emocional? Pregúntate:

¿Me siento culpable y/o inferior?
¿Me he dejado a un lado a mí mismo en esta relación?
¿Me siento tratado con respeto?
¿Siento que tienen en cuenta mis necesidades e intereses?
¿Las expectativas y demandas de esta persona son razonables? 
¿Se trata de una relación equilibrada en la que los dos dan y reciben, o en la que sólo uno da y el otro no entrega nada o muy poco a cambio?
¿Me siento bien conmigo mismo en esta relación?
¿Me siento “Yo mismo”, en esta relación? ¿o estoy incómodo, pretendiendo hacer lo que se espera de mi?

El cómo te sientas te dará pistas sobre el tipo de relación y su equilibrio.

El primer paso para hacerle frente a un manipulador es ser consciente de que tus derechos están siendo violados y reequilibrar la balanza. Defender tus derechos de manera firme pero sin hacer daño a los demás.

Recuerda que:

- Tienes derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
- Tienes derecho de expresar tus opiniones, sentimientos y deseos.
- Tienes derecho a establecer tus propias prioridades.
- Tienes derecho a decir "no" sin sentirte culpable.
- Tienes derecho a protegerte ante amenazas física, mentales o emocionales.

Frente a un manipulador, es inútil en estos casos intentar cambiar a la otra persona, o desgastarte para hacer que entre en razón: eres tú quien tendrás que cambiar forma de comunicarte con el manipulador, detectar sus trampas y no entrar en ellas. Es importante desarrollar tu asertividad y poner límites. Aprender a decir que no y a no anteponer las necesidades de otros a las tuyas. 

Ante los intentos de manipulación puedes intentar aclarar sus intenciones utilizando la técnica de la pregunta asertiva, Por ejemplo:

Según tú, ¿qué tendría que responder?
¿Me lo estás pidiendo o solo me lo estás comentando?
¿puedes aclararme un poco mejor por qué crees esto?

Puedes utilizar diferentes técnicas para afrontar discusiones con los manipuladores. 

Para enfrentarte al manipulador tus herramientas pueden ser:

- Recordar tus derechos y fortalecer tu autoconfianza.
- Técnicas de comunicación asertiva.
- Poner límites y mantenerte firme.

Si los intentos de comunicación asertiva y poner límites no funcionan, es probable que incluso debas alejarte definitivamente de esa persona, y ayudarle a que busque ayuda profesional.


Fuente:

Psicología Estratégica
Herramientas para el bienestar emocional
Paola Graziano

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