viernes, 1 de mayo de 2020

El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional, por Adriana Reyes


El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional, 
por Adriana Reyes

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional” decía Buda después de años de aprendizaje y meditación. ¿Es el sufrimiento realmente algo que podemos elegir?  La palabra sufrir viene del verbo “sufferre”. “Ferre” quiere decir algo así como: llevar o soportar.

Aquí podemos añadir: Llevar o soportar un peso, una mochila que duele. Tanto el sufrimiento como el dolor son parte de la vida, aunque en ocasiones sufrimos innecesariamente. Me viene a la cabeza, la persona que en vez de responsabilizarse de lo que le pasa, juega a ser víctima y a estar resentida con la vida y con los demás. Esta posición de sufrimiento es manipuladora y no ayuda para estar mejor. 

¿Cuál es la diferencia entre dolor y sufrimiento?

A veces los utilizamos como sinónimos, pero son cosas diferentes. El dolor es genuino, natural, legitimo y necesario para vivir y seguir aprendiendo y arriesgando cada día un poco. Cuando nos abrimos a la vida, nos puede llegar el dolor en cualquier momento. Al enamorarse, al tener hijos, al elegir una forma de vivir determinada, al hacer amistades, al perder a alguien, en todas estas ocasiones nos hacemos candidatos al dolor.

Por tanto, el dolor está presente en nuestra vida lo queramos o no. Normalmente el dolor se relaciona con una pérdida, con un duelo. Es una sensación que puede llegar a ser de corta duración si lo dejamos sentir adecuadamente. El dolor es proporcional a la pérdida que tuvimos. Puede comprender varias emociones como, por ejemplo, la tristeza o la rabia.  

El sufrimiento en cambio es una elección. Incluso a veces es una posición de vida. Una manera de mostrarse ante los demás. El sufrimiento puede durar toda la vida, aunque el hecho que lo provocó ya haya pasado. Ante el sufrimiento no solo intervienen emociones, sino que también interviene los pensamientos, que pueden llegar a ser obsesivos.

¿Qué beneficios secundarios obtengo del sufrimiento?

Lo primero que te puede venir a la cabeza es que ninguno, el tema es que detrás de cualquier conducta hay un beneficio secundario. En el caso del sufrimiento, a pesar de que pueda parecer algo involuntario, también hay un beneficio oculto que es conveniente destapar para poder aprender a hacer algo diferente ante el dolor.

Negarme a vivir el dolor, defenderme del dolor

No responsabilizarme de mi dolor.

Buscar una persona que sea mi “salvador” y que me saque de mi sufrimiento
No aceptar la situación que me produce dolor. ¿Porqué a mi? 

Ser víctima y manipular a mi entorno a mi antojo.

Atraer al “público” para llamar la atención y sentirme querido.

Quedarme como estoy, en el pasado sin moverme hacia el futuro. 

Estos podrían ser algunos de los “beneficios” que obtenemos de sufrir. Algunas personas abusan de estas posiciones y se quedan el victimismo y en el resentimiento en lugar de responsabilizarse de lo que les está pasando. Es una posición que manipulación, tratamos de sacarle algún provecho o incluso creemos de forma errónea que sufrir nos concede derechos “especiales” o privilegiados. 

Sufrir es llevar un peso en la mochila durante demasiado tiempo, sin ni siquiera plantearnos la opción de ir aligerando esta carga, poco a poco. Sufrir es no querer mirar el dolor, querer evitarlo y instalarnos en lo “incómodo” como una forma de vida. 

Parece que el sufrimiento tiene mejor acogida en la sociedad que el dolor, ya que el dolor se trata de evitar a toda costa. 

“Sufrir es más fácil que actuar”. -Bert Hellinger-

Actuar pasa por abrirnos al dolor, aceptarlo, acogerlo y expresarlo para que lo podamos atravesar y pasar a la siguiente emoción. ¿Es el sufrimiento opcional? Sí en la medida que podemos ahorrarnos el sufrimiento de más, aceptando nuestro dolor, dándole un espacio y responsabilizándonos de él. Para dejar de sufrir necesitamos. aceptar que estamos sufriendo, validar nuestro dolor y ver cuál es la ganancia secundaria que estamos obteniendo con ese sufrimiento. ¿Te atreves a abrirte al dolor? 


Adriana Reyes


Directora, psicóloga sanitaria especializada en adultos, parejas y familias.
Psicóloga y Psicoterapeuta colegiada nº 19.831


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