Por ello, uno tiene que saber qué es lo que está dispuesto a compartir y con quién, dónde, cuándo, cómo, por qué y para qué. Porque si no lo hacemos, en lugar de compartir, perdemos.
Esta es una pequeña lista de lo que solemos compartir intentando ser felices: palabras bellas y pensamientos inteligentes, pieles calientes y orgasmos intensos, noches estrelladas y habitaciones en penumbra, canciones de sentimientos y música de besos, sentimientos llovidos y sonrisas soleadas, recuerdos que significan algo y proyectos que pongan alto nuestro precio.
Cuando se comparte lo que nos llega por los sentidos, conoceremos el mundo. Cuando se comparten nuestras almas, integrándolas, comandamos la vida.
Siempre resulta importante, tener claridad sobre lo que estamos dispuestos a compartir..
Cuando nosotros no compartimos lo nuestro no es igual a cuando lo nuestro no es de nosotros.
Roberto De Vries
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