sábado, 12 de diciembre de 2020

EL AMOR, por Angel Luis Fernández




Es la fuerza más poderosa de la naturaleza, de todo lo creado y de lo no creado, de lo visible y de lo invisible, de lo material y de lo inmaterial, de lo animado y de lo inanimado; en realidad, nada podría sobrevivir sin Amor, no serían posibles las existencias si no fuese por la presencia de esta fuerza extraordinaria.

El Amor es la energía de sustentación de los universos, el flujo lumínico que impregna todas las estructuras, desde las más elementales a las más complejas; es la inercia que marca la trayectoria del progreso y la esperanza que hace despertar las voluntades, la sonrisa del alma y del espíritu, el regocijo del que espera un más allá, la aspiración del que persevera en la tenacidad y la constancia, el sabor de la tarea bien hecha, la lágrima del fracaso o del empeño frustrado, el equilibrio y la armonía universal, el llanto de un niño, la sonrisa de una flor, el perfume del viento, la sinfonía de los mares, el canto del trueno; todo es Amor, sin excepción; Dios es Amor, y el Amor es Dios.

• Cada vez que se escucha, se genera Amor.
• Cada vez que se perdona, se genera Amor.
• Cada vez que se habla bajito y dulcemente, se genera Amor.
• Cada vez que se ayuda a los demás, se genera Amor.
• Cada vez que se canta con alegría, se genera Amor.
• Cada vez que se oramos, o se medita, se genera Amor.
• Cada vez que se abraza de verdad, se genera Amor.
• Cada vez que se mira con compasión, se genera Amor.
• Cada vez que se cuida a alguien desvalido, se genera Amor.
• Cada vez que se sueña, se genera Amor.
• Cada vez que se llora, se genera Amor.
• Cada vez que se espera con esperanza, se genera Amor.

El Amor es la más clara manifestación de la existencia de Dios, el Padre Supremo, y solo es posible concebir la evolución de las criaturas y las humanidades, en función del grado o nivel de Amor presente en cada actitud, en cada gesto, en cada iniciativa emprendida.

Es el Amor, la fuente primigenia, la palabra creadora, la esencia de la Paz, el signo de la Libertad, el color de la Fraternidad.

El amor expande las conciencias, diluye las barreras, dibuja los horizontes, las auroras y los amaneceres.

El amor es la energía de la Vida, no lo pueden contener ni el tiempo ni el espacio, es ilimitado, infinito y eterno; es la fuerza que hace vibrar a las partículas más elementales de la naturaleza, la única verdad, la última razón, la síntesis y el paradigma de la belleza.



Angel Luis Fernández


 

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