Un alma blanca va más allá de la espiritualidad. Un alma blanca es un alma humana, pero no todas las almas por ser humanas son blancas. El alma blanca además de ser humana ha de tener humanidad, sentir un profundo respeto por lo que le rodea, personas, entorno, el planeta en si.
Es un alma comprometida, dispuesta a aportar su granito de arena para mejorar este mundo, no solo en su propio beneficio sino en el de todos.
Es capaz de sentir empatía de una forma superior al resto, es capaz de sentir la alegría y llorar el dolor ajeno.
Es un alma sensible, receptiva, llena de sentimientos, un alma viva que busca de la vida lo mejor y no hablo a nivel material sino humano.
Un alma blanca sabe de valores éticos y su principal principio es: no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti.
Ama la libertad, la justicia, el amor y la alegría. Ama la vida vista desde la paz y no me refiero a la interior, que también, sino a la paz mundial.
Un alma blanca también sufre y tiene sus instintos y deseos porque un alma blanca no es una deidad, es humana siente y le gusta hacerlo. Piensa que sentir es lo que nos mantiene vivos, despiertos.
Un alma blanca no escapa de su responsabilidad de ayudar a que este sea un mundo en armonía con su entorno y no actúa nunca en contra de las demás almas y no actúa nunca contra su casa: La tierra.
Escrito por Mayte Garcia I
Publicado en: http://porqueelalmatienevoz.blogspot.com/
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