Cualquier experiencia que nos sucede es una oportunidad de aprendizaje y de superación personal.
Todo lo que se origina en nuestro mundo externo es un reflejo de nuestro mundo interno. El Universo es mental, todo es mente, por lo tanto nuestros pensamientos crean nuestra realidad. Como creemos lo contrario erróneamente intentamos modificar lo que pasa fuera para encontrar la paz interior o la plenitud, cosa que no ocurrirá.
Cámbiate de casa, de país, de pareja, de corte de pelo, cómprate ropa nueva y te garantizo que pronto seguirás sintiendo el mismo vacío interior.
La propuesta es hacerlo a la inversa, olvídate del mundo externo, de lo que pasa fuera y observa tu mundo interno, qué te pasa realmente a ti.
¿Eres capaz de reconocer cómo te sientes? ¿Eres capaz de gestionar tus emociones?
Lo que pasa dentro de nosotros debería estar dentro de nuestra zona de influencia, tendríamos que saber auto gestionarnos, tener el auto dominio y entender que lo que pasa fuera está dentro de nuestra zona de preocupación, por lo tanto, fuera de nuestro control, no depende de nosotros. Tenemos que cambiar el foco de fuera hacia adentro, ya que es ahí donde se hallan las posibilidades de acción, de transformación.
Observando nuestro mundo interior, podemos localizar todas las limitaciones y restricciones que nos hemos auto impuesto. Y podemos afrontar nuestros desafíos, retos, experiencias, relaciones teniendo en cuenta que siempre podemos:
ACEPTAR: Renunciar a cambiar a los demás y trabajar sobre nosotros mismos.
ASUMIR: Renunciar a culpar a los demás, asumiendo nuestras experiencias.
ACTUAR PACÍFICAMENTE: Renunciar a agredir, actuando con serenidad y eficacia.
AGRADECER: Renunciar a sufrir por las dificultades, agradecer lo que aprendemos de ellas.
VALORAR: Renunciar a quejarnos de lo que tenemos, empezar a disfrutarlo.
RESPETAR: Renunciar a criticar a los demás y a interferir en sus vidas, aceptarlos.
ADAPTARSE: Renunciar a huir del lugar que nos corresponde, adaptarnos a él.
Y en ese observar nuestro mundo interior podemos empezar a practicar el dar y el recibir. Dar es un verbo cuya acción siempre depende de nosotros y todos tenemos la capacidad de ser y mostrar la mejor versión de nosotros mismos. Podemos ofrecer dar a cada persona que se cruza en nuestra vida y en cada experiencia que nos toque vivir, la cara más amable que nuestro ser puede mostrar.
Y también es muy importante, es abrirnos a recibir lo que venga, lo que la vida traiga para nosotros. La visión a corto plazo nos lleva a querer recibir sin dar, ya que dar implica esfuerzo, implica exponernos y lo hemos viciado tanto que sólo nos genera frustración. Todos pensamos que damos más de lo que recibimos y de ser así cuánta condición ponemos en ese dar.
Tenemos que empezar a dar y a recibir sin condiciones. Dar lo mejor de nosotros mismos y abrirnos a recibir lo que nos llega, sin juzgarlo, sin decir que es poco o que es mucho, ya que es lo que la vida nos quiere entregar. Y esto lo podemos aplicar en todo, en los negocios, en las relaciones, en los temas de salud, en el dinero…
Para transformar tu vida, tienes que poner en marcha lo mejor de ti mismo.
LOURDES MORALES
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