domingo, 22 de enero de 2023
Amar y Sanar a tu Niño Interior - - Por Louise Hay
Si no puedes intimar con otras personas, es porque no sabes cómo intimar con tu propio niño-a interior. El pequeño-a que hay dentro de ti está dolido-a y asustado-a. Ayuda y acompaña a tu niño-a.
Uno de los asuntos más importantes que necesitamos comenzar a abordar es la curación del olvidado niño interior. Muchos de nosotros nos hemos pasado demasiado tiempo sin hacer caso de nuestro propio niño interior. Tengas la edad que tengas, hay en tu interior un pequeño que necesita amor y aceptación. Si eres una mujer, por muy independiente que seas, tienes en tu interior a una niña muy vulnerable que necesita ayuda; si eres un hombre, por muy maduro que seas, llevas de todas formas un niño dentro que tiene hambre de calor y afecto. Cada edad que has vivido está dentro de ti, dentro de tu conciencia y de tu memoria. Cuando éramos niños y las cosas iban mal, solíamos pensar que algo no funcionaba bien en nosotros, que teníamos algo malo dentro. Los niños piensan que si pudieran hacer las cosas bien, sus padres (o quien sea) les amarían y no les castigarían ni les pegarían. Así pues, siempre que el niño o la niña desea algo y no lo obtiene, piensa: «No valgo lo suficiente. Soy anormal, un retrasado». Entonces, cuando nos hacemos mayores rechazamos ciertas partes de nosotros mismos.
A estas alturas de nuestra vida, ahora mismo, es necesario que empecemos a hacernos íntegros y a aceptar cada parte nuestra: la que hacía el tonto, la que se divertía, la que se asustaba, la que era estúpida y boba, la que llevaba la cara sucia. Todas y cada una de nuestras partes.
Creo que por lo general nos desconectamos, nos cerramos, alrededor de los cinco años. Tomamos esa decisión porque pensamos que algo no funciona bien en nosotros y ya no queremos tener nada que ver con ese niño o niña que somos. También llevamos a nuestros padres dentro. Tenemos en nuestro interior al niño y a sus padres. La mayor parte del tiempo el padre (o la madre) reprende al niño, casi sin parar. Si prestas atención a tu diálogo interno, podrás oír el sermón. Podrás escuchar cómo papá o mamá le dice al niño que está haciendo algo mal o que no sirve para nada. Lógicamente, entonces comenzamos una guerra con nosotros mismos; empezamos a criticarnos de la misma forma en que éramos criticados: «Eres un estúpido», «No sirves para nada», «Otra vez la has fastidiado». Se convierte en costumbre. Cuando nos hacemos adultos, la mayoría de nosotros no hacemos el menor caso de nuestro niño interior, o lo criticamos igual como nos criticaban.
Continuamos con la pauta una y otra vez.
John Bradshaw, autor de varios libros maravillosos sobre cómo sanar al niño interior, dijo una vez que cuando llegamos a adultos llevamos dentro 25.000 horas de cintas grabadas con la voz de nuestros padres. ¿Cuántas horas de esas cintas crees que te dicen que eres un ser maravilloso? ¿Cuántas te dicen que te aman y que eres inteligente y brillante? ¿O que eres capaz de ser lo que desees ser y que cuando seas mayor serás una gran persona? En realidad, ¿cuántas horas de esas cintas te dicen «No, no, no» en todas sus formas?
No es nada extraño que nos pasemos la vida diciéndonos «no» y «debería». Lo que hacemos no es otra cosa que imitar a esas viejas cintas. Sin embargo, son sólo cintas, no la realidad de nuestro ser. No son la verdad de nuestra existencia. Son sólo grabaciones que uno lleva dentro, y se pueden muy bien borrar o volver a grabar.
Cada vez que digas que estás asustado, comprende que es tu niño interior el que está asustado. El adulto en realidad no tiene miedo; sin embargo, el adulto no está ahí para confortar al niño. El adulto y el niño necesitan entablar amistad, hablar el uno con el otro de todo lo que haces. Sé que puede parecer tonto, pero da resultado. Haz saber a tu niño que pase lo que pase nunca le vas a volver la espalda ni a abandonarle. Siempre estarás allí para acompañarle y amarle. Si cuando eras pequeño-a tuviste una mala experiencia con un perro, por ejemplo, digamos que te asustó o incluso que te mordió, tu niño interior tendrá miedo de los perros, aunque tú seas un adulto grande y corpulento. Es posible que veas a un perro pequeño en la calle y que tu niño interior reaccione aterrado: «¡Un perro! Me va a hacer daño». Ésta es una fantástica oportunidad para que tu padre interior le diga al niño: «No pasa nada. Ahora soy adulto. Yo cuidaré de ti. No dejaré que el perro te haga daño. Ya no tienes por qué tener miedo». De esta forma comenzarás a hacer de padre con tu niño.
LA CURACIÓN DE VIEJAS HERIDAS
Uno de los asuntos más importantes que necesitamos comenzar a abordar es la curación del olvidado niño interior. Muchos de nosotros nos hemos pasado demasiado tiempo sin hacer caso de nuestro propio niño interior. Tengas la edad que tengas, hay en tu interior un pequeño que necesita amor y aceptación. Si eres una mujer, por muy independiente que seas, tienes en tu interior a una niña muy vulnerable que necesita ayuda; si eres un hombre, por muy maduro que seas, llevas de todas formas un niño dentro que tiene hambre de calor y afecto. Cada edad que has vivido está dentro de ti, dentro de tu conciencia y de tu memoria. Cuando éramos niños y las cosas iban mal, solíamos pensar que algo no funcionaba bien en nosotros, que teníamos algo malo dentro. Los niños piensan que si pudieran hacer las cosas bien, sus padres (o quien sea) les amarían y no les castigarían ni les pegarían. Así pues, siempre que el niño o la niña desea algo y no lo obtiene, piensa: «No valgo lo suficiente. Soy anormal, un retrasado». Entonces, cuando nos hacemos mayores rechazamos ciertas partes de nosotros mismos.
A estas alturas de nuestra vida, ahora mismo, es necesario que empecemos a hacernos íntegros y a aceptar cada parte nuestra: la que hacía el tonto, la que se divertía, la que se asustaba, la que era estúpida y boba, la que llevaba la cara sucia. Todas y cada una de nuestras partes.
Creo que por lo general nos desconectamos, nos cerramos, alrededor de los cinco años. Tomamos esa decisión porque pensamos que algo no funciona bien en nosotros y ya no queremos tener nada que ver con ese niño o niña que somos. También llevamos a nuestros padres dentro. Tenemos en nuestro interior al niño y a sus padres. La mayor parte del tiempo el padre (o la madre) reprende al niño, casi sin parar. Si prestas atención a tu diálogo interno, podrás oír el sermón. Podrás escuchar cómo papá o mamá le dice al niño que está haciendo algo mal o que no sirve para nada. Lógicamente, entonces comenzamos una guerra con nosotros mismos; empezamos a criticarnos de la misma forma en que éramos criticados: «Eres un estúpido», «No sirves para nada», «Otra vez la has fastidiado». Se convierte en costumbre. Cuando nos hacemos adultos, la mayoría de nosotros no hacemos el menor caso de nuestro niño interior, o lo criticamos igual como nos criticaban.
Continuamos con la pauta una y otra vez.
John Bradshaw, autor de varios libros maravillosos sobre cómo sanar al niño interior, dijo una vez que cuando llegamos a adultos llevamos dentro 25.000 horas de cintas grabadas con la voz de nuestros padres. ¿Cuántas horas de esas cintas crees que te dicen que eres un ser maravilloso? ¿Cuántas te dicen que te aman y que eres inteligente y brillante? ¿O que eres capaz de ser lo que desees ser y que cuando seas mayor serás una gran persona? En realidad, ¿cuántas horas de esas cintas te dicen «No, no, no» en todas sus formas?
No es nada extraño que nos pasemos la vida diciéndonos «no» y «debería». Lo que hacemos no es otra cosa que imitar a esas viejas cintas. Sin embargo, son sólo cintas, no la realidad de nuestro ser. No son la verdad de nuestra existencia. Son sólo grabaciones que uno lleva dentro, y se pueden muy bien borrar o volver a grabar.
Cada vez que digas que estás asustado, comprende que es tu niño interior el que está asustado. El adulto en realidad no tiene miedo; sin embargo, el adulto no está ahí para confortar al niño. El adulto y el niño necesitan entablar amistad, hablar el uno con el otro de todo lo que haces. Sé que puede parecer tonto, pero da resultado. Haz saber a tu niño que pase lo que pase nunca le vas a volver la espalda ni a abandonarle. Siempre estarás allí para acompañarle y amarle. Si cuando eras pequeño-a tuviste una mala experiencia con un perro, por ejemplo, digamos que te asustó o incluso que te mordió, tu niño interior tendrá miedo de los perros, aunque tú seas un adulto grande y corpulento. Es posible que veas a un perro pequeño en la calle y que tu niño interior reaccione aterrado: «¡Un perro! Me va a hacer daño». Ésta es una fantástica oportunidad para que tu padre interior le diga al niño: «No pasa nada. Ahora soy adulto. Yo cuidaré de ti. No dejaré que el perro te haga daño. Ya no tienes por qué tener miedo». De esta forma comenzarás a hacer de padre con tu niño.
LA CURACIÓN DE VIEJAS HERIDAS
He descubierto que el trabajo con el niño interior es sumamente útil para curar las heridas del pasado. No siempre conectamos con los sentimientos del asustado pequeño que llevamos dentro. Si en tu infancia sentiste mucho miedo y angustia, y ahora te castigas mentalmente, continúas tratando a tu niño interior de la misma forma. Sin embargo, él no tiene ningún otro sitio adonde ir. Es necesario que superes las limitaciones de tus padres. Necesitas comunicarte con el pequeño, que se siente perdido. Tu niño interior necesita saber que tú lo amas.
Tómate un momento ahora mismo y dile que te interesas por él: «Te quiero. Me importas. De verdad te quiero». Tal vez le has estado diciendo esto a la persona adulta que llevas dentro. De modo que empieza a decírselo también a tu niño. Imagínate que le coges la mano y ambos vais a todas partes juntos durante unos días. Verás las felices y alegres experiencias que podéis tener. Necesitas comunicarte con esa parte de ti mismo. ¿Qué mensajes deseas escuchar? Siéntate en silencio, cierra los ojos y habla con tu niño interior. Si te has pasado 62 años sin hablar con él, es posible que tengas que insistir unas cuantas veces para que el niño realmente crea que quieres hablarle. Insiste: «Deseo hablar contigo. Deseo verte. Deseo amarte». Finalmente lograrás la comunicación. Es posible que veas al niño dentro de ti, que lo sientas, que lo escuches.
La primera vez que hables con tu niño interior puedes comenzar por pedirle disculpas. Dile que lamentas no haber hablado con él o haberle reprendido durante todos estos años. Dile que deseas compensar todo el tiempo que habéis estado separados. Pregúntale qué puedes hacer para hacerle feliz, y de qué tiene miedo. Pregúntale qué desea él de ti. Empieza con preguntas sencillas; obtendrás respuestas. «¿Qué puedo hacer para hacerte feliz? ¿Qué te gustaría que hiciéramos hoy?» Por ejemplo, le puedes decir: «Me gustaría salir a caminar, ¿qué deseas tú?». El niño puede contestar: «Ir a la playa». Así habrá comenzado la comunicación. Persevera. Si te puedes tomar unos instantes cada día para comunicarte con el pequeño que llevas en tu interior, la vida te va a resultar muchísimo mejor.
CÓMO COMUNICARSE CON EL NIÑO INTERIOR
Busca una fotografía tuya de cuando eras niño. Mira la foto. ¿Ves a un niño desgraciado? ¿Ves a un niño feliz? Veas lo que veas, comunícate con él. Si ves a un niño asustado, haz algo para tranquilizarlo. Busca varias fotos de tu infancia y habla con el niño de cada foto.
Es muy útil hablar con el propio niño interior frente al espejo. Si tenías un sobrenombre cuando eras niño, utilízalo. Ten pañuelos a mano. Te sugiero que te sientes frente al espejo, porque si te quedas de pie saldrás corriendo por la puerta. Es mejor que te sientes con una caja de pañuelos y empieces a hablar.
Otro ejercicio que puedes hacer es comunicarte con él mediante la escritura. Aflorará también muchísima información. Usa dos bolígrafos o rotuladores de colores distintos. Con uno de ellos en la mano dominante escribe una pregunta. Con el otro en tu otra mano haz que el niño escriba la respuesta. Es un ejercicio fascinante. Cuando escribe la pregunta el adulto cree que conoce la respuesta, pero cuando coge el bolígrafo con la mano no dominante, la respuesta suele resultar distinta a la esperada.
También podéis dibujar juntos. A muchas personas probablemente les encantaba dibujar y pintar en su infancia, hasta que les dijeron que debían ser limpias y ordenadas y no dibujar o pintar fuera de los márgenes. De modo que empieza a dibujar nuevamente. Utiliza tu mano no dominante para dibujar una imagen de algún acontecimiento que acaba de suceder. Observa cómo te sientes. Hazle una pregunta a tu niño interior, déjalo que dibuje con tu mano no dominante, y ve qué dibuja. Si te es posible, reúnete con un pequeño grupo de amigos, o con un grupo de apoyo, para trabajar juntos con estas ideas. Por ejemplo, podéis hacer que vuestros niños dibujen y después sentaros alrededor y analizar atentamente el significado de los dibujos. La información que se obtiene de este modo puede ser increíblemente reveladora.
Juega con tu niño interior. Haz cosas que le gusten a tu niño. ¿Qué te gustaba de verdad hacer cuando eras pequeño? ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste?Con demasiada frecuencia el padre o la madre que llevamos dentro nos impide divertirnos porque no es cosa de adultos. Así pues, tómate el tiempo necesario y diviértete. Haz las cosas tontas que hacías cuando eras niño, como saltar sobre montones de hojas o pasar corriendo bajo el chorro de agua de la manguera. Observa a los niños cuando juegan. Te traerá recuerdos de los juegos que jugabas. Si deseas más diversión en tu vida, comunícate con tu niño interior y actúa desde ese espacio de espontaneidad y alegría. Verás cómo comienzas a divertirte más, te lo prometo.
¿Fuiste bienvenido cuando naciste? ¿Estaban realmente contentos tus padres de que nacieras? ¿Se mostraron encantados con tu sexo, o deseaban un bebé del sexo opuesto? ¿Te sentiste «deseado»? ¿Se celebró tu llegada? Cualesquiera sean las respuestas, date la bienvenida ahora. Haz una celebración. Dite a ti mismo todas las cosas maravillosas que le dirías a un bebé que llega a su nueva vida. ¿Qué es lo que siempre deseaste que tus padres te dijeran cuando eras pequeño? ¿Qué es lo que siempre quisiste oír y que nunca te dijeron? Muy bien, dile precisamente eso a tu niño. Díselo cada día durante un mes mientras te miras en el espejo. Observa lo que sucede. Si tus padres eran alcohólicos o te maltrataron de pequeño, puedes meditar y visualizarlos como a personas sobrias y cariñosas. Dale a tu niño lo que desea. Probablemente ha estado privado de ello durante demasiado tiempo. Empieza a visualizar el tipo de vida que te gustaría llevar con tu niño interior. Cuando él se sienta seguro y feliz, podrá confiar en ti. Pregúntale: «¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí?». Lo repito, te quedarás sorprendido ante algunas respuestas.
Si tus padres no te demostraban cariño en absoluto, y te resulta francamente difícil relacionarte con ellos, busca una imagen de lo que te parece que serían una madre y un padre amantes. Coloca las fotos de esos padres cerca de tu foto de cuando eras niño. Crea nuevas imágenes. «Re-escribe» tu infancia si es necesario.
Las creencias que aprendiste cuando eras pequeño-a aún las tiene tu niño-a interior. Si tus padres tenían ideas rígidas y tú eres duro contigo mismo y propenso a construir muros a tu alrededor, probablemente tu niño interior continúa conformándose a las normas de tus padres. Si sigues reprendiéndote por cada error, debe de ser bastante terrible para tu niño interior despertar cada mañana. «¿A causa de qué me va a chillar y regañar hoy?» Lo que nos hicieron nuestros padres en el pasado es un asunto de su conciencia. Ahora somos nosotros los padres. Nosotros usamos nuestra conciencia. Si continúas negándote a cuidar de tu niño interior, es que estás estancado en un rencor justiciero. Esto invariablemente significa que aún te queda alguien por perdonar. Así pues, ¿de qué no te has perdonado? ¿Qué necesitas dejar marchar? Bueno, sea lo que sea, deja que se vaya. Si no prestamos atención a nuestro niño ahora, y no lo elogiamos, no es culpa de nuestros padres. Ellos hicieron lo que creían que era lo correcto en ese tiempo y ese lugar. Pero ahora, en el momento presente, sabemos lo que podemos hacer para nutrir y criar a nuestro niño interior.
Las personas que han tenido o tienen un animal doméstico saben lo que es llegar a casa y que salga a recibirte a la puerta. No le importa la ropa que lleves, ni si eres viejo y tienes arrugas, ni cuánto dinero has ganado ese día. Al animal sólo le importa que estás allí. Su amor es incondicional. Haz eso contigo mismo. Emociónate por estar vivo y por estar aquí. Eres la única persona con quien vas a vivir siempre. Mientras no estés dispuesto a amar a tu niño interior, a los demás les resultará difícil amarte a ti. Acéptate sin condiciones y de toda corazón.
Me parece que es muy bueno inventar una meditación para hacer que el niño interior se sienta a salvo. Como yo fui una niña que sufrió incesto, he inventado una maravillosa imagen para mi pequeña. En primer lugar, tiene una hada madrina idéntica a la Billie Burke de El mago de Oz, porque eso es lo que a ella le gusta. Sé que cuando yo no estoy con ella, está con su hada madrina y está siempre segura. Vive en un ático muy alto y tiene un portero y dos perros grandes, de modo que sabe que jamás nadie le volverá a hacer daño. Cuando logro hacer que se sienta absolutamente segura, entonces yo, como adulta, puedo ayudarle a liberar y olvidar las experiencias dolorosas. No hace mucho me descentré y estuve llorando durante dos horas. Comprendí que mi niña interior se sentía de pronto dolida y desprotegida. Tuve que decirle que ella no era mala ni había hecho nada mal, sino que era su reacción a algo que había sucedido. De modo que tan pronto como pude hice algunas afirmaciones y medité, sabiendo que allí había un Poder mucho mayor que me apoyaría y me amaría. Después de eso la pequeña ya no se sintió tan sola y asustada.
Además yo tengo una enorme fe en los ositos de felpa. Con mucha frecuencia el osito es nuestro primer amigo. Es nuestro confidente, puesto que uno le puede contar todos sus problemas y secretos y jamás se chiva. Siempre está allí para hacernos compañía. Saca del armario tu osito y haz que tu niño lo coja una vez más. Sería maravilloso que en los hospitales hubiera ositos en todas las habitaciones para que cuando el niño interior se sienta solo y asustado a media noche, pueda abrazarse a su osito.
TUS MUCHAS PARTES
Las relaciones son fabulosas, los matrimonios son maravillosos, pero la realidad es que son temporales. En cambio tu relación contigo mismo es eterna. Dura para siempre. Ama a la familia que llevas dentro: el niño o la niña, el padre o la madre, y la adolescente y el joven que hay en medio.
Recuerda que también llevas a tu adolescente en tu interior. Dale la bienvenida. Trabaja con él de la misma forma que lo haces con el niño. ¿Qué dificultades tuviste en tu adolescencia? Hazle preguntas a tu adolescente igual como se las haces a tu niño. Ayúdale a pasar por las
amedrentadoras situaciones y los momentos de aprensión de la pubertad. «Corrige» esa época. Aprende a amar a tu adolescente igual como aprendes a amar a tu niño.
No podemos amarnos y aceptarnos los unos a los otros mientras no amemos y aceptemos a ese niño-a interior que se siente perdido-a. ¿Qué edad tiene ese niño? ¿Tres, cuatro, cinco años? Generalmente tiene menos de cinco años, porque es entonces cuando se cierra y se desconecta por la necesidad de sobrevivir.
Toma a tu niño-a de la mano y ámalo. Crea una vida maravillosa para ti y tu niño-a. Di: «Estoy dispuesto a aprender a amar a mi niño. Estoy dispuesto». El Universo contestará. Encontrará la forma de curar a tu niño y también de curarte a ti. Si deseamos sanar, tenemos que estar dispuestos a experimentar nuestros sentimientos y a pasar a través de ellos hacia el otro lado y conseguir así la curación. Recuerda, nuestro Poder Superior está siempre disponible para apoyarnos y alentar nuestros esfuerzos.
Fuera como fuese tu primera infancia, buena o mala, tú y únicamente tú estás ahora a cargo de tu vida. Te puedes pasar toda la vida culpando a tus padres y al entorno, pero lo único que conseguirás con eso es mantenerte estancado en hábitos de víctima. Jamás te servirá para conseguir el bien que dices desear.
El amor es la mejor goma de borrar que conozco. El amor borra hasta los recuerdos más dolorosos y profundos, porque penetra más al fondo que ninguna otra cosa. Si tus imágenes mentales del pasado son muy fuertes y te pasas la vida afirmando «Todo es culpa de ellos», te quedarás estancado. ¿Deseas una vida de dolor o una vida de alegría? La elección y el poder están siempre dentro de ti.
Mírate a los ojos, y ámate y ama a tu niño interior.
Tómate un momento ahora mismo y dile que te interesas por él: «Te quiero. Me importas. De verdad te quiero». Tal vez le has estado diciendo esto a la persona adulta que llevas dentro. De modo que empieza a decírselo también a tu niño. Imagínate que le coges la mano y ambos vais a todas partes juntos durante unos días. Verás las felices y alegres experiencias que podéis tener. Necesitas comunicarte con esa parte de ti mismo. ¿Qué mensajes deseas escuchar? Siéntate en silencio, cierra los ojos y habla con tu niño interior. Si te has pasado 62 años sin hablar con él, es posible que tengas que insistir unas cuantas veces para que el niño realmente crea que quieres hablarle. Insiste: «Deseo hablar contigo. Deseo verte. Deseo amarte». Finalmente lograrás la comunicación. Es posible que veas al niño dentro de ti, que lo sientas, que lo escuches.
La primera vez que hables con tu niño interior puedes comenzar por pedirle disculpas. Dile que lamentas no haber hablado con él o haberle reprendido durante todos estos años. Dile que deseas compensar todo el tiempo que habéis estado separados. Pregúntale qué puedes hacer para hacerle feliz, y de qué tiene miedo. Pregúntale qué desea él de ti. Empieza con preguntas sencillas; obtendrás respuestas. «¿Qué puedo hacer para hacerte feliz? ¿Qué te gustaría que hiciéramos hoy?» Por ejemplo, le puedes decir: «Me gustaría salir a caminar, ¿qué deseas tú?». El niño puede contestar: «Ir a la playa». Así habrá comenzado la comunicación. Persevera. Si te puedes tomar unos instantes cada día para comunicarte con el pequeño que llevas en tu interior, la vida te va a resultar muchísimo mejor.
CÓMO COMUNICARSE CON EL NIÑO INTERIOR
Busca una fotografía tuya de cuando eras niño. Mira la foto. ¿Ves a un niño desgraciado? ¿Ves a un niño feliz? Veas lo que veas, comunícate con él. Si ves a un niño asustado, haz algo para tranquilizarlo. Busca varias fotos de tu infancia y habla con el niño de cada foto.
Es muy útil hablar con el propio niño interior frente al espejo. Si tenías un sobrenombre cuando eras niño, utilízalo. Ten pañuelos a mano. Te sugiero que te sientes frente al espejo, porque si te quedas de pie saldrás corriendo por la puerta. Es mejor que te sientes con una caja de pañuelos y empieces a hablar.
Otro ejercicio que puedes hacer es comunicarte con él mediante la escritura. Aflorará también muchísima información. Usa dos bolígrafos o rotuladores de colores distintos. Con uno de ellos en la mano dominante escribe una pregunta. Con el otro en tu otra mano haz que el niño escriba la respuesta. Es un ejercicio fascinante. Cuando escribe la pregunta el adulto cree que conoce la respuesta, pero cuando coge el bolígrafo con la mano no dominante, la respuesta suele resultar distinta a la esperada.
También podéis dibujar juntos. A muchas personas probablemente les encantaba dibujar y pintar en su infancia, hasta que les dijeron que debían ser limpias y ordenadas y no dibujar o pintar fuera de los márgenes. De modo que empieza a dibujar nuevamente. Utiliza tu mano no dominante para dibujar una imagen de algún acontecimiento que acaba de suceder. Observa cómo te sientes. Hazle una pregunta a tu niño interior, déjalo que dibuje con tu mano no dominante, y ve qué dibuja. Si te es posible, reúnete con un pequeño grupo de amigos, o con un grupo de apoyo, para trabajar juntos con estas ideas. Por ejemplo, podéis hacer que vuestros niños dibujen y después sentaros alrededor y analizar atentamente el significado de los dibujos. La información que se obtiene de este modo puede ser increíblemente reveladora.
Juega con tu niño interior. Haz cosas que le gusten a tu niño. ¿Qué te gustaba de verdad hacer cuando eras pequeño? ¿Cuándo fue la última vez que lo hiciste?Con demasiada frecuencia el padre o la madre que llevamos dentro nos impide divertirnos porque no es cosa de adultos. Así pues, tómate el tiempo necesario y diviértete. Haz las cosas tontas que hacías cuando eras niño, como saltar sobre montones de hojas o pasar corriendo bajo el chorro de agua de la manguera. Observa a los niños cuando juegan. Te traerá recuerdos de los juegos que jugabas. Si deseas más diversión en tu vida, comunícate con tu niño interior y actúa desde ese espacio de espontaneidad y alegría. Verás cómo comienzas a divertirte más, te lo prometo.
¿Fuiste bienvenido cuando naciste? ¿Estaban realmente contentos tus padres de que nacieras? ¿Se mostraron encantados con tu sexo, o deseaban un bebé del sexo opuesto? ¿Te sentiste «deseado»? ¿Se celebró tu llegada? Cualesquiera sean las respuestas, date la bienvenida ahora. Haz una celebración. Dite a ti mismo todas las cosas maravillosas que le dirías a un bebé que llega a su nueva vida. ¿Qué es lo que siempre deseaste que tus padres te dijeran cuando eras pequeño? ¿Qué es lo que siempre quisiste oír y que nunca te dijeron? Muy bien, dile precisamente eso a tu niño. Díselo cada día durante un mes mientras te miras en el espejo. Observa lo que sucede. Si tus padres eran alcohólicos o te maltrataron de pequeño, puedes meditar y visualizarlos como a personas sobrias y cariñosas. Dale a tu niño lo que desea. Probablemente ha estado privado de ello durante demasiado tiempo. Empieza a visualizar el tipo de vida que te gustaría llevar con tu niño interior. Cuando él se sienta seguro y feliz, podrá confiar en ti. Pregúntale: «¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí?». Lo repito, te quedarás sorprendido ante algunas respuestas.
Si tus padres no te demostraban cariño en absoluto, y te resulta francamente difícil relacionarte con ellos, busca una imagen de lo que te parece que serían una madre y un padre amantes. Coloca las fotos de esos padres cerca de tu foto de cuando eras niño. Crea nuevas imágenes. «Re-escribe» tu infancia si es necesario.
Las creencias que aprendiste cuando eras pequeño-a aún las tiene tu niño-a interior. Si tus padres tenían ideas rígidas y tú eres duro contigo mismo y propenso a construir muros a tu alrededor, probablemente tu niño interior continúa conformándose a las normas de tus padres. Si sigues reprendiéndote por cada error, debe de ser bastante terrible para tu niño interior despertar cada mañana. «¿A causa de qué me va a chillar y regañar hoy?» Lo que nos hicieron nuestros padres en el pasado es un asunto de su conciencia. Ahora somos nosotros los padres. Nosotros usamos nuestra conciencia. Si continúas negándote a cuidar de tu niño interior, es que estás estancado en un rencor justiciero. Esto invariablemente significa que aún te queda alguien por perdonar. Así pues, ¿de qué no te has perdonado? ¿Qué necesitas dejar marchar? Bueno, sea lo que sea, deja que se vaya. Si no prestamos atención a nuestro niño ahora, y no lo elogiamos, no es culpa de nuestros padres. Ellos hicieron lo que creían que era lo correcto en ese tiempo y ese lugar. Pero ahora, en el momento presente, sabemos lo que podemos hacer para nutrir y criar a nuestro niño interior.
Las personas que han tenido o tienen un animal doméstico saben lo que es llegar a casa y que salga a recibirte a la puerta. No le importa la ropa que lleves, ni si eres viejo y tienes arrugas, ni cuánto dinero has ganado ese día. Al animal sólo le importa que estás allí. Su amor es incondicional. Haz eso contigo mismo. Emociónate por estar vivo y por estar aquí. Eres la única persona con quien vas a vivir siempre. Mientras no estés dispuesto a amar a tu niño interior, a los demás les resultará difícil amarte a ti. Acéptate sin condiciones y de toda corazón.
Me parece que es muy bueno inventar una meditación para hacer que el niño interior se sienta a salvo. Como yo fui una niña que sufrió incesto, he inventado una maravillosa imagen para mi pequeña. En primer lugar, tiene una hada madrina idéntica a la Billie Burke de El mago de Oz, porque eso es lo que a ella le gusta. Sé que cuando yo no estoy con ella, está con su hada madrina y está siempre segura. Vive en un ático muy alto y tiene un portero y dos perros grandes, de modo que sabe que jamás nadie le volverá a hacer daño. Cuando logro hacer que se sienta absolutamente segura, entonces yo, como adulta, puedo ayudarle a liberar y olvidar las experiencias dolorosas. No hace mucho me descentré y estuve llorando durante dos horas. Comprendí que mi niña interior se sentía de pronto dolida y desprotegida. Tuve que decirle que ella no era mala ni había hecho nada mal, sino que era su reacción a algo que había sucedido. De modo que tan pronto como pude hice algunas afirmaciones y medité, sabiendo que allí había un Poder mucho mayor que me apoyaría y me amaría. Después de eso la pequeña ya no se sintió tan sola y asustada.
Además yo tengo una enorme fe en los ositos de felpa. Con mucha frecuencia el osito es nuestro primer amigo. Es nuestro confidente, puesto que uno le puede contar todos sus problemas y secretos y jamás se chiva. Siempre está allí para hacernos compañía. Saca del armario tu osito y haz que tu niño lo coja una vez más. Sería maravilloso que en los hospitales hubiera ositos en todas las habitaciones para que cuando el niño interior se sienta solo y asustado a media noche, pueda abrazarse a su osito.
TUS MUCHAS PARTES
Las relaciones son fabulosas, los matrimonios son maravillosos, pero la realidad es que son temporales. En cambio tu relación contigo mismo es eterna. Dura para siempre. Ama a la familia que llevas dentro: el niño o la niña, el padre o la madre, y la adolescente y el joven que hay en medio.
Recuerda que también llevas a tu adolescente en tu interior. Dale la bienvenida. Trabaja con él de la misma forma que lo haces con el niño. ¿Qué dificultades tuviste en tu adolescencia? Hazle preguntas a tu adolescente igual como se las haces a tu niño. Ayúdale a pasar por las
amedrentadoras situaciones y los momentos de aprensión de la pubertad. «Corrige» esa época. Aprende a amar a tu adolescente igual como aprendes a amar a tu niño.
No podemos amarnos y aceptarnos los unos a los otros mientras no amemos y aceptemos a ese niño-a interior que se siente perdido-a. ¿Qué edad tiene ese niño? ¿Tres, cuatro, cinco años? Generalmente tiene menos de cinco años, porque es entonces cuando se cierra y se desconecta por la necesidad de sobrevivir.
Toma a tu niño-a de la mano y ámalo. Crea una vida maravillosa para ti y tu niño-a. Di: «Estoy dispuesto a aprender a amar a mi niño. Estoy dispuesto». El Universo contestará. Encontrará la forma de curar a tu niño y también de curarte a ti. Si deseamos sanar, tenemos que estar dispuestos a experimentar nuestros sentimientos y a pasar a través de ellos hacia el otro lado y conseguir así la curación. Recuerda, nuestro Poder Superior está siempre disponible para apoyarnos y alentar nuestros esfuerzos.
Fuera como fuese tu primera infancia, buena o mala, tú y únicamente tú estás ahora a cargo de tu vida. Te puedes pasar toda la vida culpando a tus padres y al entorno, pero lo único que conseguirás con eso es mantenerte estancado en hábitos de víctima. Jamás te servirá para conseguir el bien que dices desear.
El amor es la mejor goma de borrar que conozco. El amor borra hasta los recuerdos más dolorosos y profundos, porque penetra más al fondo que ninguna otra cosa. Si tus imágenes mentales del pasado son muy fuertes y te pasas la vida afirmando «Todo es culpa de ellos», te quedarás estancado. ¿Deseas una vida de dolor o una vida de alegría? La elección y el poder están siempre dentro de ti.
Mírate a los ojos, y ámate y ama a tu niño interior.
LOUISE L. HAY
FUENTE: https://planetaholistico.com/
FUENTE: https://planetaholistico.com/
viernes, 20 de enero de 2023
MEDITACIÓN - La Mosca
Una vista de animación en 3D de la meditación sobre cómo podemos percibir para hacer frente a nuestros "pequeños" problemas desde una mirada distinta.
Una frase muy conocida dice, "todo es según el cristal con que se mire" Pues bien, lo que uno cree eso creará en su entorno, trabajando siempre desde dentro se puede lograr lo que uno desee.
Namasté.
::::::::::::::::::::::::::::::.....
A la hora de iniciar la meditación, nuestros pensamientos, como la mosca del video, vienen a atormentarnos. Llega uno, lo espantas y en su lugar aparecen dos más. Pareciera que se multiplicaran. ¿La solución? Fácil...
Cuando los pensamientos surgen haciéndonos perder la concentración, en vez de tratar de deshacernos de ellos, lo mejor que podemos hacer es dejarlos fluir... dejarlos que pasen. Mi querida amiga Sol, que fue también la que me enseñó a meditar, me dijo algo muy simple respecto a esto. Me dijo que tomara esos pensamientos dispersos que iban llegando a mi mente e imaginara que cada uno era el vagón de un tren que se alejaba por el horizonte. No importa cuan largo sea tu tren... Antes o después, te darás cuenta de que este se aleja de ti y se pierde dejando la serena paz que necesitas para concentrarte plenamente en tu meditación.
¡Feliz meditación!
Drisana
LA MEDITACIÓN ATENTA, por Deepak Chopra
La Técnica de la Meditación Atenta es un procedimiento simple que puede crear un estado profundo de relajación de la mente y el cuerpo. A medida que la mente se aquiete aunque permanezca despierta, experimentarás niveles de conciencia más profundos y silenciosos.
Empieza por sentarte cómodo en un lugar tranquilo, donde tengas pocas posibilidades de ser molestado.
Cierra los ojos.
Respira normal y naturalmente; poco a poco permite que tu conciencia se concentre en la respiración. Simplemente observa tu respiración, tratando de no controlarla ni alterarla en ninguna forma consciente.
Mientras observas tu respiración, tal vez notes que ésta cambia espontáneamente. Puede variar en velocidad, ritmo o profundidad, e incluso puede haber momentos en los que tu respiración parece detenerse un rato. Al margen de lo que suceda con tu respiración, obsérvala en forma inocente, sin tratar de provocar ni iniciar ningún cambio.
Descubrirás que a veces tu atención se desvía de la respiración y estás pensando en otras cosas o prestando atención a los ruidos que llegan de afuera. Siempre que notes que no observas tu respiración, vuelve lentamente a concentrar tu atención en ella.
Si durante la meditación notas que te concentras en algún sentimiento, estado de ánimo o expectativa, trátalo como lo harías con cualquier otro pensamiento y lentamente vuelve tu atención hacia la respiración.
Practica esta meditación durante quince minutos.
Al cabo de esos quince minutos, mantén los ojos cerrados y permanece cómodamente sentado otros dos o tres minutos. Sal de la meditación en forma gradual antes de abrir los ojos y volver a la actividad.
Se recomienda la práctica de esta Meditación Atenta durante mas o menos un cuarto de hora, dos veces al día, a la mañana y a la noche. También es posible esta técnica durante unos minutos a lo largo del día, para ayudar a que te concentres, si te siente molesto o agitado.
Durante la práctica de la meditación tendrás una de estas tres experiencias. Cualquiera de ellas es correcta.
Tal vez te sientas aburrido o inquieto y tu mente puede llenarse de pensamientos, señal de que tensiones y emociones de raíces profundas están liberándose de tu organismo. Mediante una práctica continua y sin esfuerzo de la meditación, facilitaras la eliminación de todas estas impurezas de tu mente y tu cuerpo.
Tal vez te quedes dormido. Si así sucede en medio de la meditación, es señal de que necesitas más descanso en otros momentos del día.
Tal vez entres suavemente en la “brecha”.
Cuando el mantra o respiración se torna mas estable y refinada, entras en la brecha existente entre tus pensamientos, mas allá del sonido, mas allá de la respiración. Si permaneces descansado, cuidas de ti y te tomas el tiempo necesario para dedicarte a la meditación, sin duda entrarás en contacto con tu ser interior. Te internaras en la mente cósmica, la voz que te susurra en forma no verbal en los espacios de silencio entre tus pensamientos. Esta es tu inteligencia interior, es el genio máximo y supremo que refleja la sabiduría del universo. Confía en esta sabiduría interior y todos tus sueños se harán realidad.
***Viaje hacia el bienestar - Descubre tu Sabidurìa Interior.
– Deepak Chopra
jueves, 19 de enero de 2023
PRESENTE, AQUÍ Y AHORA (Meditación)
Integrando en nosotros el proceso de Creación Consciente, aprendemos a crear nuestra realidad, vivimos el cambio desde la conciencia, adaptándonos a todos los desafíos de este momento único.
Paso Nº 1 Básico: PRESENTE, AQUÍ Y AHORA.
El pasado ya no existe y el futuro lo creamos desde la armonía y serenidad de este momento presente.
En nosotros solo existe una realidad el ETERNO PRESENTE.
Esta meditación guiada nos ayuda a integrar en nosotros la experiencia de vivir aquí y ahora totalmente presentes en cada acto de nuestra vida, sólo a través de la experiencia somos capaces de integrar y cambiar en nosotros todas las memorias limitantes.
La repetición de esta meditación, nos ayudará a vivir en un estado constante de armonía, salud y bienestar. (aconsejable 21 veces para crear un hábito)
conferencia "LOS TESOROS DEL MOMENTO PRESENTE"
20 de octubre del 2014, en el Espacio Ronda de Madrid.
Las cosas que me interesan - - Khalil Gibrán
Las cosas que me interesan
No me interesa saber a qué te dedicas.
Quiero saber qué es lo que añoras y si te atreves a soñar o alcanzar lo que tu corazón ansía.
No me interesa saber qué edad tienes.
Quiero saber si te arriesgarás a parecer un loco por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber qué planetas están cuadrando tu luna.
Quiero saber si has tocado el centro de tu propia pena, si has estado abierto a las traiciones de la vida, o te has marchitado y cerrado por miedo a más dolor.
Quiero saber si te puedes sentar con dolor, tuyo o mío, sin moverte para esconderlo, diluirlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con alegría, tuya o mía, y si puedes danzar libremente y dejar que el éxtasis te llene hasta las puntas de los dedos de tus manos y de los pies, sin advertirnos de ser cuidadosos, ser realistas o recordar las limitaciones de ser humano.
No me interesa si la historia que me estás contando es verdad.
Quiero saber si puedes desilusionar a otros por ser sincero contigo mismo, si puedes resistir la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto confiable.
Quiero saber si puedes ver belleza hasta en los días feos, y si puedes nutrir tu vida desde la presencia de Dios.
Quiero saber si puedes vivir con fallos, tuyos y míos, y ponerte a gritar a la luna llena plateada en la orilla del lago.
No me interesa saber dónde vives, ni cuánto dinero tienes.
Quiero saber si puedes tenerte en pie después de una noche de pena y desesperación, débil y amoratado hasta los huesos, y hacer lo que necesita estar hecho para los niños.
No me interesa saber quién eres, ni porqué estás aquí.
Quiero saber si te puedes parar en el centro del fuego conmigo sin encogerte.
No me interesa dónde, qué o con quién has estudiado.
Quiero saber si te sostienes desde adentro cuando todo se cae a tu alrededor.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo y si verdaderamente disfrutas la compañía que mantienes en tus momentos de soledad.
Khalil Gibrán
lunes, 16 de enero de 2023
Vive cada momento - Por Osho
Da muerte a cada momento del pasado. El pasado ha terminado. No hace falta calificarlo de bueno o malo. Lo único que hay que saber es que se ha terminado, se acabó. No volverá a existir, ha desaparecido para siempre; entonces, ¿para qué perder el tiempo con ello?
No pienses en el pasado, al hacerlo estás desperdiciando el presente, que es lo único que realmente tienes. Y no pienses en el futuro, nadie sabe qué ocurrirá mañana, cómo será, cómo se desarrollará, dónde vas a aterrizar.... no te lo puedes ni imaginar.
Y ocurre todos los días; no eres consciente del tiempo que perdiste ayer planeando el día de hoy, y de que las cosas no han salido como pensabas y habías planificado, y esto y lo otro. Ahora te preguntas preocupado por qué perdiste todo ese tiempo, ¡y vuelves a hacerlo!
Quédate en el momento presente, sé fiel al momento presente, permanece en el aquí y el ahora, como si el ayer no hubiese existido y el mañana no fuera a existir nunca; solo así podrás estar por entero aquí y ahora. Y ese estar en el presente totalmente te unifica con el resto de la existencia, porque la existencia no sabe del pasado ni del futuro. Siempre está aquí y ahora.
La existencia solo conoce un tiempo: el presente. Es el idioma el que ha creado tres tiempos verbales y tres mil presiones en tu mente. La existencia solo conoce un tiempo: el presente, y aquí no hay tensión, es absolutamente relajante. Cuando estás totalmente aquí, sin un ayer que tire de ti hacia atrás, ni un mañana que tire en el otro sentido, estás tranquilo.
Para mí, estar en el momento presente es meditar, es estar por entero presente. Y es algo maravilloso, fragante, fresco. El presente no envejece. No va a ningún sitio.
Somos nosotros quienes llegamos y nos vamos; la existencia permanece tal y como es. El tiempo no acaba, somos nosotros quienes llegamos y nos vamos. Es una falacia: en vez de darnos cuenta de que estamos de paso, hemos creado un gran invento: el reloj.... "el tiempo pasa".
Piensa en esto: si en la tierra no hubiese ningún ser humano, ¿el tiempo pasaría? El mar seguiría llegando hasta la orilla y las olas seguirían batiendo contra las rocas. El sol seguiría saliendo y poniéndose, pero no habría mañanas, no habría tardes. El tiempo como tal no existiría. El tiempo es una invención de la mente, y solo puede existir si hay un ayer y un mañana; el momento presente no forma parte del tiempo.
Cuando simplemente estás aquí, ahora, el tiempo no existe. Estás respirando, estás vivo, estás sintiendo, estás abierto a todo lo que pueda ocurrir a tu alrededor.
Osho
viernes, 13 de enero de 2023
Deja que la vida fluya - - Por Ramesh Balsekar
¿Qué significa realmente deja que la vida fluya? Mejor aún, ¿qué es lo que no significa? No significa ser perezoso y no hacer lo que se supone que se está haciendo; no significa “gandulear”, ni tampoco ser insensible ante las desgracias ajenas con una actitud de: “¿Y qué? Así es la vida”. Lo que sí significa es, hablando en términos generales, acometer la rutina diaria con una actitud relajada, basada en la comprensión total básica de que nada puede suceder a menos que suceda según el propio destino, según la Voluntad de Dios, según la ley cósmica. En otras palabras, uno cumple con su rutina diaria, la que le corresponda a cada cual, tomando las decisiones con tanta responsabilidad como esté en su naturaleza hacerlo, esforzándose al máximo para poner en práctica las decisiones tomadas según las circunstancias. Una vez hecho lo que cada cual puede hacer, esta comprensión básica mitiga la preocupación y la ansiedad sobre lo que pueda suceder en el futuro.
Quizá sea aún más importante la comprensión básica de que nadie es un hacedor en ningún momento que, en palabras de Buda: “Los acontecimientos suceden, los actos se realizan, las consecuencias se producen, pero no hay un hacedor individual de ningún acto”, pues eso alivia la carga habitual de culpa y vergüenza que solemos tener por nuestras acciones “inmorales” o fracasadas, o de orgullo y arrogancia por los éxitos. También (y puede que más importante si cabe) sabremos que no hay razón para trasladar esa carga de odio y maldad hacia “el otro”, a quien, si no fuera así, consideraríamos la causa de nuestro daño o nuestra desgracia. La comprensión está basada en la aceptación total de que si somos dañados, lo somos porque, por alguna razón que se nos escapa, tenemos que ser dañados conforme a la ley cósmica omnímoda que se aplica a todo el universo, desde el átomo más pequeño hasta el mayor de los planetas o de los astros. En otras palabras, sería total y absolutamente estúpido odiar a quien ―cualquier organismo cuerpo-mente en particular― sólo ha sido el medio a través del cual sucedió el acto que nos hirió (una vez más) según la misma ley cósmica.
Deja que la vida fluya significa sencillamente:Aceptar lo que traiga cada momento como algo que era inevitable que sucediera,
haciendo lo que creamos que debemos hacer en cada momento y
sin agobiar innecesariamente nuestra mente con una carga de conceptualizaciones sobre lo que pueda suceder o no en un futuro incierto.
“Dejar que la vida fluya” es una opción que libera a la mente humana de su estrecha identificación con el ego abstracto como hacedor. El acto de hacer sucede, y esto no debería ser difícil de entender, porque no tenemos más remedio que admitir que “sabemos” cómo mover las manos, cómo tomar una decisión o cómo respirar, aunque nos sería muy difícil explicar con palabras cómo lo hacemos. Sabemos hacerlo simplemente porque lo hacemos, porque sucede. Comprender que la vida simplemente sucede es una extensión de este tipo de conocimiento, que nos proporciona una idea de nosotros mismos muy diferente de aquella a la que tradicionalmente estamos acostumbrados.
¿Sería posible sentirse anclado en la paz y la armonía mientras se afrontan las situaciones que se van sucediendo a cada momento, en el medio urbano de hoy día? En otras palabras, ¿sería siquiera posible vivir la propia vida con tranquilidad y en reposo, mientras se lucha con las situaciones de la vida tal y como se van produciendo en la superficie a cada momento? ¿Es una posibilidad factible o no es más que un sueño, una ilusión?
No resulta muy difícil imaginar una situación de la vida en la que surja momentáneamente una emoción fuerte, como la ira, y que no se prolongue en el tiempo horizontal como animosidad, furia, cólera o rabia. Tampoco hay necesidad de prolongar una preocupación momentánea hasta convertirla en ansiedad. No hay duda de que un suceso, cualquier acontecimiento, puede producir dolor en ese momento, ¿pero es necesario recrearse en él hasta convertirlo en un duelo?
Este tipo de aceptación de la emoción en el momento, sin prolongarla, no es un imposible. Ha sucedido en el pasado y sigue sucediendo ahora, aunque en ocasiones comparativamente más escasas. Da la impresión de que lo que se necesita es un cambio radical en el modo de pensar. Es sencillo comprender que lo que lleva la emoción momentánea a prolongarse en el tiempo es el hecho de que el ego reacciona ante la reacción natural del organismo cuerpo-mente. En otras palabras, la reacción biológica, natural, del organismo cuerpo-mente ante algo visto u oído, o ante algo que haya surgido en la mente, no está esencialmente al alcance del control de nadie, pues depende por completo de la programación particular del organismo cuerpo-mente (genes más condicionamiento). Esta reacción impersonal momentánea se convierte en algo personal que prolonga su duración cuando el ego reacciona a la reacción natural del organismo cuerpo-mente e identifica la reacción como propia: la ira, surgida de forma natural y espontánea en el organismo cuerpo-mente, se convierte en: estoy enojado; tal cosa y tal otra me irritan; le odio...
Así pues, queda claro que no hay implicación si el ego es capaz de mantenerse fuera de la emoción natural, siendo un simple testigo del surgimiento y la desaparición de la emoción, viéndola como algo que ha surgido en el organismo cuerpo-mente, no “en mí”. La implicación significa que uno se odia a sí mismo por lo que ha sucedido y, al mismo tiempo, también odia “al otro” por haber sido la causa de lo que sucedió. De esta manera, la vida, como una cadena de situaciones, se convierte en una adición constante a la carga de odio hacia uno mismo y hacia el “otro”. Y éste, y no otro, es el sufrimiento de la vida del que queremos librarnos. No se trata de lo que llamamos dolor ―físico, psicológico o económico―, que puede aparecer y desaparecer a cada momento. La ausencia de la carga de odio significa estar verdaderamente anclado en la paz y la armonía mientras se va afrontando la vida momento a momento, sin sentirse nunca incómodo con uno mismo, sin sentirse nunca incómodo con los demás.
Estar anclado en la paz y la armonía mientras uno se enfrenta a la vida a cada instante, significa permanecer en calma mientras la Energía Primaria hace su labor en el cuerpo, provocando movimientos físicos y mentales que son observados como algo que, sencillamente, sucede, y no como algo que está siendo “hecho” por uno mismo o por “el otro”. Esto es lo que queremos decir con las palabras: deja que la vida fluya.
Fuente: Ramesh Balsekar.
Deja que la vida fluya
(Trompa de Elefante, 2006)
martes, 10 de enero de 2023
LA VIDA…, por Berth Hellinger
La vida te desilusiona,
para que dejes de vivir de ilusiones
y veas la realidad.
La vida te destruye todo lo superfluo,
hasta que queda solo lo importante.
La vida no te deja en paz,
para que dejes de pelearte,
y aceptes todo lo que Es.
La vida te retira lo que tienes,
hasta que dejas de quejarte y agradeces.
La vida te envía personas conflictivas
para que sanes y dejes de reflejar
afuera lo que tienes adentro.
La vida deja que te caigas una y otra vez,
hasta que te decides a aprender la lección.
La vida te saca del camino
y te presenta encrucijadas,
hasta que dejas de querer controlar
y fluyes como rio.
La vida te pone enemigos en el camino,
hasta que dejas de “reaccionar.”
La vida te asusta y sobresalta
todas las veces que sean necesarias,
hasta que pierdes el miedo y recobras tu fe.
La vida te quita el amor verdadero,
no te lo concede ni permite,
hasta que dejas de intentar comprarlo con baratijas.
La vida te aleja de las personas que amas,
hasta que comprendes que no somos este cuerpo,
sino el alma que él contiene.
La vida se ríe de vos tantas veces,
hasta que dejas de tomarte todo tan en serio
y te ríes de vos mismo.
La vida te rompe y te quiebra en tantas partes
como sean necesarias,
para que por allí penetre la luz.
La vida te enfrenta con rebeldes,
hasta que dejas de tratar de controlar.
La vida te repite el mismo mensaje,
incluso con gritos y bofetadas,
hasta que por fin escuchas.
La vida te envía rayos y tormentas,
para que despiertes.
La vida te humilla y derrota una y otra vez,
hasta que decides dejar morir tu EGO.
La vida te niega los bienes y la grandeza,
hasta que dejas de querer bienes y grandeza
y comienzas a servir.
La vida te corta las alas y te poda las raíces,
hasta que no necesitas ni alas ni raíces,
sino solo desaparecer en las formas
y volar desde el Ser.
La vida te niega los milagros,
hasta que comprendes que todo es un milagro.
La vida te acorta el tiempo,
para que te apures en aprender a vivir.
La vida te ridiculiza hasta que te vuelves nada,
hasta que te haces nadie,
y así te conviertes en todo.
La vida no te da lo que quieres,
sino lo que necesitas para evolucionar.
La vida te lastima, te hiere, te atormenta,
hasta que dejas tus caprichos y berrinches
y agradeces respirar.
La vida te oculta los tesoros,
hasta que emprendes el viaje,
hasta que sales a buscarlos.
La vida te niega a Dios,
hasta que lo ves en todos y en todo.
La vida te acorta, te poda, te quita,
te rompe, te desilusiona, te agrieta, te rompe...
hasta que solo en vos queda AMOR."
Berth Hellinger
viernes, 6 de enero de 2023
Maneras de irradiar luz propia y positivismo para ti y tu entorno
No es regla hacerlo siempre, ni todos los días y mucho menos cuando no tienes ganas, esto lo puedes hacer en cualquier segundo del día que las máscaras que usualmente nos ponemos para poder sobrevivir el día no están puestas y nos permiten ser naturalmente criaturas bondadosas. Eso es salud, eso es estar en el estado de gozo que a todos nos pertenece por derecho.
Dice la frase: “trata como quieres que te traten” y es verdad: da lo que quieres que te den, y todo se devolverá a ti en la medida justa, y al darlo primero pasará por tu canal que eres tú mismo, antes de llegar a su destino final.
Así es que, la riqueza de ser bondadoso e irradiar luz intencionalmente, es un regalo doble para ti, ¿por qué es un regalo? porque el ser bondadoso no es un simple acto aislado, muchas cosas, biológicamente hablando, suceden en nuestro cuerpo cuando lo somos, y todas ellas son muy beneficiosas para nuestra salud.
1. ¡Sonríe más a la gente! Empieza con tu vecino o el barista que ves a diario en la cafetería. Sonreír es contagioso, y tu sonrisa puede propagarse rápidamente.
2. ¿Recuerdas que siempre te molesta que alguien intente robarte espacio mientras conduces tu coche? Eso puede ser traducido de varias maneras: urgencia por no llegar tarde a tu destino; buscar manejar mejor y con precaución, o verdaderamente ser un egoísta. Qué te parece si sólo por hoy haces la diferencia: deja pasar a un coche delante de ti y hazlo con una sonrisa en donde sea que te encuentres… ¡aahhh! qué alivio; un coraje menos en el día.
3. Compra una taza de café extra por la mañana y dásela a un compañero de trabajo. Y si es orgánico, ¡mucho mejor!
4. Si vas entrando a un estacionamiento de cuota personalizada, ¿por qué no? Paga la cuota del coche detrás de ti.
5. Deja una nota cariñosa a tu pareja diciendo, “sé que hoy tendrás un día encantador.”
6. Perdónate por cualquier error que hayas cometido. Hoy es un nuevo día, ¡sigue adelante!
7. Bebe de una botella de agua reutilizable para ayudar al medio ambiente y regala una a quien sabes lo agradecerá.
8. Deja una propina generosa al mesero y deja un anota agradable en el recibo., algo así como: “¡Gracias! fue un servicio excelente.”
9. Comunícate con alguien que conoces pasa por momentos tristes en su vida y hazle saber que estás ahí para lo que necesite.
10. Planea unas vacaciones para tus padres o alguien cercano y querido por ti a algún pueblo tranquilo o a una playa cercana.
11. Lleva comida a tu vecino que es nuevo en el barrio, o si está convaleciendo en casa.
12. Dile piropo a un extraño (si es del sexo opuesto, uno que sea acorde a la ocasión para evitar malos entendidos). Puedes decirle por ejemplo que te encanta su cabello, o zapatos, que irradia mucha luz, que es inteligente, bello de alma, etc. Por lo general, se iluminan con una sonrisa.
13. Paga por el café de la persona detrás de ti en la fila de la cafetería, escoge quién es la adcuada para no generar malentendido y la energía positiva no se disperse.
14. Dona ropa y zapatos a los necesitados, procura que sean en un muy buen estado, o nuevos.
15. Ofrécete como voluntario en brigadas altruistas en comunidades de bajos recursos.
16. Mantén la puerta del ascensor abierta para los demás, algo sencillo pero que genera una energía muy positiva.
17. Ofrécete a cuidar a los niños de tus amigos de forma gratuita e incondicional.
18. Resistir la tentación de tocar la bocina a otros coches en la carretera o en el tráfico matutino. Un muy buen tip, es escuchar buena música mientras estás pasando por un congestionamiento vial muy detenido, te iluminará y elevará el espíritu que te hará sonreir con quien pase por tu lado.
19. Sé amable con alguien que no te agrada, es difícil, pero rompes el hielo y la mala vibra.
20. Haz una donación a una organización benéfica que te interese.
21. Envía un paquete de “básicos” a tus amigos o compañeros de trabajo. Pueden ser tarjetas, bolígrafos, velas, brillo de labios y enviarlo a alguien especial.
irradiar-luz-mujer-con-con-energia-positiva
22. Deja a alguien con pocos artículos para pagar ir delante de ti en el cajero.
23. Práctica estar verdaderamente orgulloso de todos tus logros. Ayuda comenzando con una lista de gratitud.
24. Adoptar un animalito de refugio y dale tu cariño y cuidado.
25. Deja que alguien tome tu lugar de estacionamiento; total, ya encontrarás otro y no pasa nada.
26. Dona libros a la biblioteca o librería local. Borra el desorden y dale a tus libros una nueva y merecedora casa.
27. Dile a tu pareja que luce particularmente deslumbrante el día de hoy.
28. Deja tiempo extra en un parquímetro y haz el día de alguien más, sin monedas.
29. Llena el refrigerador con alimentos favoritos de tus socios o compañeros de cuarto; hazlos sentir en casa.
30. Ofrécete a cubrir un turno para un compañero de trabajo que tiene que salir temprano.
31. Abre la puerta a alguien. Es de los mejores detalles simples que alegran el momento de alguien más.
32. Siéntate con alguien que está comiendo solo y ofrecele charla amena, si te lo permite.
33. Dile a alguien con el que tuviste un desacuerdo que lo sientes y que deseas lo mejor para él o ella.
34. Ofrécete a recoger los niños de tu amigo después de la escuela, sabes muy bien de lo que lo salvas.
35. Escribe notas de agradecimiento y amor a tres personas que han cambiado tu vida para mejor.
¡Viste que puede ser fácil irradiar luz propia! Imagínate cuánto mejor sería el mundo si todos nos tomáramos un poco de tiempo para que sea un lugar más cálido dulce. ¡Empecemos ahora!
Fuente: Vida Lucida.
jueves, 5 de enero de 2023
LA LÁMPARA DE LA ESPERANZA, por Rafael Sánchez Ortega
Así lo hizo y allí estaba, mirando el parpadeo incesante de la llama y dejando pasar el tiempo esperando el milagro de que su deseo se cumpliese por efecto de esa forma votiva y representada en la lámpara que desde el salón dejaba su luz, como un faro en la noche, a través de la contraventana entreabierta.
Sin embargo tenía tan pocas esperanzas de que su deseo se cumpliera que su escepticismo le hacía estar mas pendiente de otras cosas que tenía alrededor, como la carta que había recibido en la mañana, la música que sonaba en la cadena musical o el cuaderno de poemas en el que de vez en cuando depositaba algunos versos.
Pero la lámpara estaba allí, había pasado ya la media noche. En realidad eran las tres de la madrugada. La llama había consumido parte de ella, de la misma forma que El había dejado transcurrir un espacio de su tiempo esperando, en razón de aquella falsa ilusión que una amiga le había formado con esa idea.
Se preguntó hasta qué punto necesitaba la misma. En realidad tenía todo lo que una persona normal puede desear: Salud, dinero, estabilidad... ¿qué le faltaba? Difícil pregunta, ¿verdad?. Eso fue lo que se dijo a sí mismo hace unas horas cuando encendió la lámpara. Pero sí, quizás como a toda persona humana le faltaba algo o para ser más exactos le faltaba alguien.
En este caso echaba en falta a esa persona que podía compartir su tiempo y a la que podía dedicarse en cuerpo y alma. Quizás a esa musa imaginaria que tantas veces había soñado y reflejado en sus poemas. Solo que esta vez deseaba que fuera algo real y por eso había encendido la lámpara con esa esperanza de que, aunque fuera en su imaginación, surgiera esa respuesta y pudiera sentir a su lado a la persona deseada.
¿Pero era eso lo que buscaba? Acababa de pensar en una persona deseada, no en una persona amada. No, se dijo, no es eso. Lo que busco es a la persona que pueda amar y a la vez de la que pueda recibir todo lo que ella tiene para entre los dos poder compartir ese mundo maravilloso y mágico del amor.
¡Amar, amor...! Benditas palabras, pero ¿dónde estaban, dónde se encontraban? ¿hasta qué confines de la tierra debería arrastrarse para conseguir dar y recibir ese sentimiento? ¿acaso le estaba negado amar a él, la persona que todo el mundo tenía por alguien sensible y lleno de ternura? ¿o es que acaso lo que él creía buscar en el amor, no era más que un simple sueño e ilusión?
¡Dios mío, no me abandones, no me dejes el silencio...! Recordaba esta súplica que hace años había salido a su cuartilla en un poema y la recordaba como si la acabara de plasmar ahora mismo. Era más joven, estaba lleno de sueños, había amado, o al menos eso había creído él. Se enamoró perdidamente de aquella chica. Le escribió muchos poemas, compartió su tiempo y le confió sus secretos hasta que un día ella desapareció de su vida. Simplemente se fue sin decirle nada.
La realidad era así de cruda y bien lo sabía. Por eso, desde entonces, se había refugiado en su mundo. Ese mundo pequeño y grande, a la vez, de los sueños. Allí estaba a salvo o al menos eso creía él, aunque a veces le recorriera el cuerpo un pequeño escalofrío al notar todo lo que le faltaba y lo que no podía dar por no exteriorizar a una persona real sus sentimientos.
Y ahora, en la noche de este día que acababa y cuando las estrellas se iban retirando para dar paso a la madrugada, estaba ante su mesa, con el cuaderno abierto, la pluma en la mano, escribiendo unos versos y mirando de vez en cuando a la lámpara de la esperanza.
De pronto se fijó en la carta recibida en la mañana. La abrió y volvió a leer el escrito. Ya lo había hecho varias veces durante el día, pero ahora algo le llamó la atención y eran unas líneas que decían así: "...ante la situación creada en casa mis padres me han dicho que debo casarme con este chico, más no sé qué hacer. Tú ¿qué opinas, qué me aconsejas?..."
¡Cómo no se había dado cuenta!, tenía la respuesta allí delante. Durante todo el día la había tenido ante sus ojos sin darse cuenta. Miró la lámpara y vio con asombro que su luz parpadeante había desaparecido ya que estaba apagada, mientras una fina columna de humo se alzaba en la habitación.
No, aquella no era una carta y ahora lo comprendía bien. Era una pregunta directa. Ella le estaba preguntando qué debería hacer, si en realidad debería casarse con la persona que no amaba o si por el contrario debía esperarle a él, la persona que siempre había amado.
Se levantó y corrió al teléfono, pero al llegar a el se detuvo de repente. No, no eran horas de llamar, lo haría por la mañana y le diría que le esperara, que tenían que hablar y decirse tantas cosas, quizás todas las que ambos habían retenido durante mucho tiempo en sus corazones, ya que siempre, desde que se conocieron se habían amado y ese sentimiento era algo que había nacido de una manera espontánea, sin que se dieran cuenta y ahora, cuando a ella se le presentaba una oportunidad, le llamaba en ese escrito para preguntarle qué debía de hacer.
Se levantó y acercándose a la ventana tomó la lámpara, la famosa lámpara de la esperanza en la que nunca había creído. Cerrando los ojos besó el plástico, aún caliente, como si estuviera depositando ese beso en los labios que tan bien conocía.
Rafael Sánchez Ortega ©
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La esperanza es algo sutil que siempre nos dicen que jamás hemos de perder. La mayor parte de las veces, las respuestas a nuestros deseos o a nuestras preguntas, la tenemos delante de los ojos, pero perdidos en lo cotidiano no nos damos cuenta, simplemente somos incapaces de verlo. Por eso es bueno tener esperanza en que la respuesta llegará, al serenar la mente, al no obsesionarnos con la idea de encontrar dicha respuesta, esta nos llega como en la historia que hoy os comparto… No olvidéis mantener encendida la vela de vuestra esperanza en la ventana del alma ni permitáis que se cierren las puertas de vuestros corazones, para que cuando la esperanza llegue, pueda entrar en ellos, Drisana
miércoles, 4 de enero de 2023
DAR Y RECIBIR, por Deepak Chopra
El dar engendra el recibir y el recibir engendra el dar. "Dar y Recibir" son dos aspectos del fluir de la energía del Universo. Esto es tan simple como la idea que debo dar lo que quiero recibir, si deseamos alegría, démosles alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si deseamos riqueza, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza, si deseamos placer, demos placer, en realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás a conseguir lo que ellos desean.
Si impedimos la circulación de la vida, y si nuestra intención es acaparar y aferrarnos a todo, si emitimos pensamientos negativos, estamos impidiendo que la energía vuelva a circular en nuestra vida y nos enfermamos. Para que todo fluya siempre hacia nosotras, debemos mantenerla en circulación. Todo en el Universo fluye, va y viene. Dar y recibir es el flujo constante de la afluencia, que significa "fluir en abundancia".
Al dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre, la actitud mental debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.
Cada uno tiene un tesoro que debe estar dispuesto a compartir con el otro, cada uno tiene características propias que debe poner al servicio del otro. La mujer es más intuitiva, generosa, delicada, tierna, con más tacto. El hombre es más pragmático, racional, firme. Mutuamente debemos compenetrarnos y complementarnos. Si sólo damos, nos vaciamos; si sólo recibimos, somos egoístas.
El amor es dar y recibir, para mantenerse y crecer.
Si uno da sin recibir, termina dependiendo del otro. Si uno recibe sin dar, termina dominado por el otro.
El intercambio de darse y recibir crea una relación de iguales: precisamente por haber dado, recibe en compensación y por haber recibido, siente deseos de seguir dando. El amor visto así no radica en la posesión del otro sino en la donación de uno mismo.
Los seres humanos somos complicados por naturaleza, pues somos muy proclives a invertir la esencia de las cosas, y en ello, radica la causa de nuestra infelicidad. Sin embargo, no todo esta perdido, pues afortunadamente la infelicidad causada por una confusión de nuestra conducta en "el dar y recibir", puede curarse, todo es cuestión de una verdadera toma de conciencia del papel que jugamos en esta vida, y que conozcamos bien nuestras limitaciones y nuestras capacidades y las usemos a favor de nuestros semejantes. ¡Así de simple!
El cambio de actitud es la semilla de la felicidad, quien aprende a dar, simultáneamente aprende el valor y la importancia de recibir. En toda semilla está la promesa de miles de bosques, la semilla no debe ser acaparada; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil, a través de su acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación material, cuanto más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando en nuestra vida, en realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica únicamente cuando es dado.
Si al dar sentimos que hemos perdido algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia. Cuando damos a regaña-dientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar. Al dar y al recibir, la intención debe ser siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia.
La mejor manera de poner a funcionar la ley del dar y recibir, de iniciar todo el proceso de circulación, es tomando la decisión de que cada vez que entremos en contacto con una persona, le daremos algo, no es necesario que sean cosas materiales; podría ser una flor, un cumplido o una oración, en realidad, las formas más poderosas de dar no son materiales, prestar atención, dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar, y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar, esta forma de generosidad silenciosa es muy poderosa.
Tomemos la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos. Mientras estemos dando, estaremos recibiendo, cuanto más demos, más confianza tendremos en los efectos milagrosos de esta ley, y a medida que recibamos más, también aumentará nuestra capacidad para dar.
Nuestra verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente prósperos porque la naturaleza provee a todas las necesidades y deseos, no nos falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las posibilidades infinitas, por consiguiente, debemos saber que ya somos intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura, es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento. Si vamos en pos de estas cosas
primero - no solamente para nosotros mismos, sino para los demás - todo lo demás, nos llegará espontáneamente.
Si deseamos recibir el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, APRENDAMOS A DESEARLAS EN SILENCIO a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida.
"Las sietes leyes espirituales del éxito"
Deepak Chopra