NUESTRA PROPIA DIVINIDAD
En el poema de Arnold Mateo, Empédocles sobre el Etna , dice, “Nos gustaría tener paz interior, pero no vamos a mirar hacia adentro”.
Somos seres espirituales, llevando en el desarrollo de la vida, el poder para liberar, para expresar el amor, la paz y serenidad en el corazón. La raíz de la realidad esta realmente dentro de nosotros. Es el núcleo de nuestro ser. Vivir la vida en la periferia, es vivir superficialmente, nos quedamos todos atrapados en la tensión, la prisa, y el vacío.
Una clave para la serenidad es la palabra “entrega”. En las lenguas semíticas la palabra “shalom” significa paz o rendición, y no hay forma más apropiada de saludar que “me entrego a ti.” Hemos pensado en la entrega como en el cierre de una lucha, pero la idea de “shalom” es un estado espiritual que promueve la hermandad, y por lo tanto lo primero. Shalom!
Es cierto, la serenidad se manifiesta en la persona que ha vivido, no en el sentido de ser derrotado por la vida y por lo tanto imbuido de vanidad, sino alguien que ha dejado que la vida suceda, que no trata de “forzar” la misma. Entonces puede hacer frente a un suceso en el nivel de su propia necesidad, y encontrar una experiencia de crecimiento y aprendizaje a través de él.
Otro requisito importante para la serenidad, la paz interior, es la determinación de cada persona a vivir su propia vida. Cuando una persona concibe la vida como la búsqueda, en el exterior, de lo que llenará su vacío, estará totalmente “dirigida por otro”. Esto hará a la persona feliz y serena,cuando las personas y las circunstancias parecen indicar estas condiciones; e infeliz cuando el exterior está en confusión.
Los sentimientos y sensaciones pueden ser comparados con un barómetro que registra simplemente las condiciones atmosféricas. Se podría decir que uno tiene una antena para informarse lo que está sucediendo y cómo se supone que debe actuar y reaccionar, de ese modo, rara vez se sentirá tranquilo y sereno.
Hay la necesidad de cambiar el patrón de ser “dirigido por otro” a ser “dirigido por uno mismo”. Hay que cultivar el “silencio”, tomarse el tiempo, al comienzo de cada día, para meditar, para ponerse a tono, para sentir la guía del trabajo interior. En el Bhagavad-Gita nos dice: “El hombre de mente inestable no tiene ningún conocimiento de sí mismo, ni tampoco tiene idea de la meditación. Quien no tiene visión interna no tiene paz, y sin paz, ¿de dónde viene la alegría?”
El arte de la paz y la serenidad es el arte de ser antes de hacer. Se puede ser realmente exitoso y enriquecedor personalmente, sólo si se construye sobre el ser. Desarrollar el arte de no hacer nada, en un sentido. Este es el arte de ser, dejar que la vida fluya.
Para muchos de nosotros, hacer significa ser dirigido por otros. Hacemos lo que se espera de nosotros, aquello que las experiencias externas quieren que hagamos. Cuando no tenemos nada que hacer, podemos sentirnos seguros de nuestro control interno, nuestra auto-dirección. Una prueba útil es tomarse el tiempo para apagar la televisión, la radio, el teléfono móvil, el ordenador, cerrar las puertas y ventanas, alejarse de otras personas, y simplemente sentarse solo, tal vez durante diez minutos. Ahora, ¿cómo se siente? Sereno y tranquilo? A menudo, la persona ocupada esta realmente huyendo del vacío interior. Robert Louis Stevenson dijo una vez: “El ajetreo extremo -ya sea en la escuela, universidad, iglesia, o de mercado- es un símbolo de vitalidad deficiente. No es bueno identificarse con esas personas, pues no pueden estar inactivos, y su naturaleza no es lo suficientemente generosa”.
Cuando sabemos que la vida es un proceso desde adentro hacia afuera, sentimos que es tiempo de fortalecer nuestro interior. En lugar de apresurarse y oponer resistencia y lucha, la necesidad es estar quieto y meditar es la fuente de todo bien. Esta meditación no es una oración para hacer algo, para lograr algo, o incluso pensar en algo, solo para lograr “poder interior”. Una persona que comienza su día con meditación y quietud interior, va a tener un día feliz, provechoso, ordenado y auto-dirigido.
“La clave para la serenidad y el poder es la conciencia de que la fuente de luz y poder esta dentro de nosotros, es nuestra propia Divinidad”.
Así que tomemos tiempo para meditar, para ser. Entonces hacer las cosas con eficacia, en paz y serenidad.
(Alan A. Rowbotham
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