LIBÉRATE DE RESENTIMIENTOS
El resentimiento es una carga pesada, un castigo autoimpuesto del que puede ser difícil liberarse. Pero llega el día en el que estamos preparados para hacerlo.
La propia palabra nos advierte de lo venenosa que es: RE-sentimiento . Esto es, volver a sentir una y otra vez la indignación, la humillación, la frustración, la amargura, la rabia, el dolor...
Nos hicieron daño y revivimos con frecuencia el mismo recuerdo. Ahí lo tenemos, anclado en el corazón tan firmemente que se hace difícil eso de perdonar y olvidar.
Guardamos resentimiento por la traición de un amigo, por el desprecio de un familiar, por las burlas recibidas, por la ingratitud, por el engaño, por los abusos... Incluso podemos guardarlo contra nosotros mismos, por aquello que hicimos o dejamos de hacer en el pasado.
Se convierte en un castigo
El resentimiento es ese castigo que aplicas una y otra vez sobre ti mismo; no sobre quien te hirió.
Quien te hirió, bien adrede o porque cometiera un error, continúa teniendo influencia en tu vida, quizás sin merecerlo.
Eso te duele más todavía. Porque, después de haber sufrido durante un tiempo, quieres liberarte del castigo y hay algo que te lo impide.
¿Perdonar? No es tan sencillo
Los efectos de una ofensa no duran para siempre, a menos que tú decidas que así sea.
Después de estar sufriendo ese tiempo, llega el momento en el que se te pone delante la llave del perdón. La única llave que puede liberarte.
Pero se te hace difícil utilizar esa llave. Piensas que el perdón significa tolerar ese mal comportamiento del que fuiste objeto o incluso olvidarlo, como quien olvida un mal sueño.
No, el perdón no es eso. Perdonar es liberarte del dolor. Y llega el día en el que estás preparado para hacerlo. No has de forzarlo. Simplemente, un día te encuentras con esa decisión en tu mano.
Entonces, decides perdonar. Es decir, evitar que una persona o una situación sigan teniendo poder para herirte una y otra vez.
Decides dejar de centrarte en esas malas acciones o en los errores de otros, ayudándote así a dejar de castigarte por ellos y por lo que tú mismo haces o hiciste.
Decides quererte más a ti mismo
Decides centrarte en quien te quiere, en quien te apoya, en quien es respetuoso contigo... Decides valorar lo positivo y darte a ti mismo la oportunidad de dejar atrás el dolor del pasado.
Decides dejar de juzgarte y de castigarte por lo que otros dijeron o hicieron. Y, si tienes algo que perdonarte, te perdonas también a ti mismo.
En definitiva, haces las paces contigo y con el mundo, y decides continuar libre de cargas innecesarias. Puede llevar su tiempo, pero vale la pena.
PUBLICADO EN http://tusbuenosmomentos.com/
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