jueves, 18 de junio de 2015

EL VERDADERO GUERRERO ESPIRITUAL



EL VERDADERO GUERRERO ESPIRITUAL


El concepto de guerrero/guerrera es uno de esos arquetipos que más se han extendido últimamente en el lenguaje cotidiano de los sanadores y buscadores de conciencia. Pero,¿qué es un guerrero? ¿Cómo vive y se comporta un guerrero? ¿Existen varios tipos de guerrero? ¿Cómo aplico este concepto en mi vida cotidiana? En este artículo voy a tratar de responder a estas cuestiones y, con un poco de suerte, arrojar un poco más de luz sobre un concepto que a pesar de su amplia utilización ha sido en muchos casos malentendido y puesto al servicio de intereses puramente egoístas.

No existe una sola definición para cada concepto. Es por ello que la PNL (Programación Neuro-Lingüistica) sabiamente nos anima a definir lo más concretamente posible el significado que para nosotros tiene el concepto que vamos a manejar. Lo que para mí es felicidad puede que esté muy alejado de lo que para ti es felicidad, así que ambos nos aventuraremos a definir el concepto de formas bien distantes. Empecemos, pues, definiendo.

EL VERDADERO GUERRERO

Una guerrera o guerrero es un ser plenamente consciente. Sabe dónde se encuentra y sabe hacia dónde se dirige, y en el camino a la realización de su objetivo vital el guerrero entrega siempre lo mejor de sí mismo.

Esta es mi definición de guerrero. Sin conciencia y voluntad, el concepto se disuelve y se confunde con otros que se le parecen parcialmente, como veremos más adelante.

Don Juan, el maestro de Castaneda, definía al guerrero como un ser impecable, entendiendo impecabilidad como la facultad para entregar lo mejor de mí en todo momento y situación sin importar las circunstancias (internas o externas) ni el resultado. Desde esta óptica, un auténtico guerrero no puede de ningún modo ser derrotado, ya que pase lo que pase nunca aceptará la derrota como opción. Sabe que tarde o temprano logrará lo que se propone, y el tiempo es para él la última de sus preocupaciones. Su voluntad y su fe son más poderosas que su miedo.

Un guerrero jamás lucha ciegamente. Cada vez que el guerrero inicia una batalla, sabe exactamente porqué está luchando, y sabe  cuál será el resultado de sus actos, aunque este resultado le importe bien poco. Lo único que tiene trascendencia para él es la entrega total a su causa, una causa que surge de lo más profundo de su corazón, el lugar donde su conexión con la Fuente de Toda Creación es inmaculada y libre de interferencias. El guerrero jamás duda de esta conexión, y a cada paso de su camino recuerda que le guía su corazón.

Ahora que el concepto ha sido definido aún más ampliamente, pongamos un ejemplo que resuene con situaciones cotidianas. Imaginemos algo que requiere por parte de nosotros un tremendo ejercicio de voluntad y entrega. Se me ocurre que luchar y vencer una adicción encaja perfectamente con lo que quiero ilustrar. Para que el lector pueda identificarse más fácilmente con el guerrero a través de esta situación hipotética, no especificaremos el tipo de adicción. Que cada uno escoja escoja la suya. Si cree que no posee ninguna, es porque su concepto de adicción está limitado por la definición que usted le ha dado. No crea que una adicción es solamente el apego a una sustancia. Puede que usted sea adicto/a a un comportamiento, a una línea de pensamiento o a una emoción (enojo, tristeza, desesperación, apatía…).

Digamos que usted, como auténtico guerrero, ha escogido librar esta batalla. Lo que viene a continuación es una descripción general del modo en que usted afrontaría este monumental reto:

Como verdadero guerrero, usted cumplirá con todo lo que sea necesario para lograr el éxito. Ahora su adicción es su enemigo, y usted un guerrero impecable que gracias a su voluntad inquebrantable no contempla otra opción que no sea la victoria, cueste lo que cueste y tarde lo que tarde. Si por un momento recae en su vicio (vuelve a consumir, vuelve a dejarle espacio a ese pensamiento o esa emoción, vuelve a comportarse otra vez de aquella manera…) no se compadecerá de sí mismo, sino que se preparará para su siguiente batalla, esa que cada uno libramos en nuestro pecho cuando el demonio que nos somete llama a la puerta. 

No tenga usted duda de que se verá tarde o temprano invadido por un sentimiento irrefrenable de volver a caer en su miseria, pero el verdadero guerrero está listo para afrontar estos momentos de oscuridad con la luz más brillante que posee: su elección consciente. El guerrero elige luchar sin descanso. Sigue adelante, sin excusas, el camino que su corazón trazó. Sin interferir negativamente en los caminos que los demás siguen, el guerrero hace todo lo que se requiera para continuar el suyo propio con corazón, pues sabe que esta es la forma más elevada de amor y respeto por sí mismo. Un guerrero así jamás puede ser derrotado. Con esta disposición, la victoria está siempre asegurada.

EL FALSO GUERRERO

Del mismo modo que he definido al guerrero del ejemplo como verdadero, existe para mí un falso guerrero.

El falso guerrero, lejos de luchar, pelea. Totalmente desconectado de su corazón y sin saber qué es lo que realmente le motiva a decir lo que dice y hacer lo que hace, el falso guerrero da rienda suelta a sus bajas emociones cada vez que pierde su centro, cosa que sucede con alarmante frecuencia. Lejos de tratar de esclarecer cuáles son las heridas interiores que le impulsan a reaccionar automáticamente generando conflictos, dramas y enfrentamientos con sus semejantes (y consigo mismo), el falso guerrero constantemente justifica su pobre comportamiento poniendo como excusa a los demás: “es que él me hizo esto” o “es que ella me dijo aquello”. 

Mientras que un verdadero guerrero responde guiado por su corazón, el falso guerrero reacciona dominado por su ego.

Sus peleas no tienen por qué ser violentos encuentros físicos o verbales con sus semejantes. Basta un tóxico diálogo interno para perderse en una absurda pelea donde el juicio, la crítica, el rencor, el odio y la falta de respeto son los protagonistas, y los demás (mi pareja, mis padres, mis familiares, mis amigos, los políticos que salen en la tele…) son mis enemigos. ¿Te suena esta definición de guerrero?

Es inevitable que a veces nos sintamos sacudidos por lo que sucede a nuestro alrededor. Lo que no es inevitable es reconducir nuestro estado hacia uno más útil. Sentirse siempre triste u ofendido por lo que los demás dicen o hacen es una inútil pérdida de energía. Lo que los demás dicen o hacen no puede de ningún modo contrarrestar la voluntad de un auténtico guerrero. Como guerrero, tus actos te definen y te responsabilizas por ellos. La respuesta de los demás no desvía tus intenciones ni modifica el camino que tu corazón ha escogido. El auténtico guerrero, aún sabiendo que mañana el mundo acabará, en su último paseo por el bosque y antes de que el sol se ponga por última vez, cava un agujero donde planta la semilla de un hermoso árbol. Porque un verdadero guerrero jamás renuncia a aquello que ama.

“El espíritu de un guerrero no está hecho a la queja, ni está hecho a ganar o perder. El espíritu de un guerrero está hecho sólo a la lucha, y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la Tierra. Por eso el resultado le importa muy poco. En su última batalla sobre la Tierra, el guerrero deja fluir su espíritu libre y claro. Y mientras batalla, sabiendo que su intento es impecable, el guerrero ríe y ríe.”

Don Juan Matus


Texto de Jorge Benito

Fuente: https://sanacionholisticasalamanca.wordpress.com

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