LA PUERTA HACIA LA ALEGRIA
Vayas donde vayas, hagas lo que hagas, pase lo que pase, la atención tiene que ir dirigida a esta existencia. Tienes que centrarte en el regalo que se te ha dado. Entonces, y sólo entonces, habrá paz en tu vida, no antes.
Antes, puede haber solamente momentos de tranquilidad, pero no de paz. Puede que tengas momentos agradables, pero no la paz. La paz es algo diferente: no vivir en la contradicción. La paz llega cuando las preguntas se han ido, cuando miras a tu alrededor y no queda ninguna. La paz llega cuando no hay nada más que respuestas, cuando dondequiera que mires hallas respuestas solamente.
Hay paz cuando las dudas desaparecen, cuando la razón y la necesidad de dudar se han ido. ¿Te das cuenta de lo fuerte que serías? Tanta fuerza hay en el hecho de no dudar, en el hecho de basarse en el saber… Estos son los atributos de un auténtico ser humano.
Ése eres tú, no alguien que se ha perforado el cráneo de tanto rascarse y preguntarse: “¿Eh?, ¿cómo?, ¿qué?”. Tú no eres eso, sino un ser que ha sido creado para estar rebosante de luz, no de oscuridad, de luz; has sido creado con una predisposición natural hacia la belleza, hacia la dicha.
Se te ha diseñado para que en esta vida flotes en el aire de la sinceridad. Se te han dado alas para volar en el espacio de la serenidad. Eso es lo que eres. Éstas son las buenas noticias. No soy el primero, ciertamente, en hablar de ellas, muchos las han descrito antes que yo de formas diversas: como un umbral, como la puerta hacia la salvación, la puerta hacia esa alegría infinita, hacia esa dicha sin límite, hacia esa serenidad indescriptible. Y eso eres tú.
Necesito recordarte quien eres. ¿Por qué lo olvidas? Porque lo que consideras como tuyo cada día de tu vida no es algo que venga de ti, es algo que has tomado de los demás, y tan sólo te conformas con mejorarlo.
~Prem Rawat-Maharaji~
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