El orgulloso es aquel que tiene un alto concepto de si mismo y confía en todo lo que hace porque tiene la certeza de que puede hacer todo bien y que no hay nadie mejor que él.
Sentirse orgulloso de si mismo por algo que se hizo bien es saludable, siempre que ese orgullo no se transforme en soberbia y esa persona se crea que es un dios que nunca se equivoca y que el resto de la gente es pura basura.
Tener confianza en si mismo es positivo pero tenerla en exceso puede limitar a una persona a llegar hasta ahí y no intentar nada nuevo.
El orgulloso no escucha, siempre habla él y minimiza el aporte de los demás. Es el que pasa primero, habla primero, se ubica primero tratando de hacerse ver y decir lo que tiene que decir porque cree que es lo mejor.
El orgulloso se siente imprescindible y no confía en nadie más que en él mismo.
Es el que tiene la familia perfecta, los hijos perfectos, la mejor casa, el que eligió el mejor auto, la mejor mujer, y el que tiene el mejor trabajo y el sueldo más alto.
El orgulloso no acepta el aporte de los demás, descarta cualquier sugerencia sólo porque no se le ocurrió a él.
Ese exceso de orgullo que no permite que analice lo que hace ni que pueda optimizar su acción, lo lleva a estancarse y a no evolucionar.
Malena Lede
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