NAMASTÉ



"Yo honro el lugar dentro de ti donde el Universo entero reside. Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz, de verdad, y paz. Yo honro el lugar dentro de ti donde cuando tú estás en ese punto tuyo, y yo estoy en ese punto mío, somos sólo Uno."


Un día me levanté y ví que algo había cambiado a mi alrededor, en mi. Me inundaba una serena sensación de Paz y Amor por todo lo creado. Una simple florecilla me parecía entonces lo más hermoso y más grande en su perfección. La sonrisa de un niño, las lágrimas de un anciano... Mirarme a mi misma en el espejo... El mundo en sí parecía tener colores de recién pintado.

Al principio, yo no entendía a que podía deberse aquel cambio que sólo yo parecía ver. Nadie a mi alrededor parecía ser consciente de que todo a su lado brillaba de otra manera excepto yo. Llegue incluso a pensar si no estaría volviéndome loca, pero no. Simplemente había tomado conciencia de quien soy.

Poco a poco, al principio con paso inseguro y un tanto sola, fui iniciando mi camino. Buscaba a ciegas información en los sitios mas insospechados. Era como si una voz interior me guiase. (No puedo dejar de sonreír ante este comentario: "una voz interior".) Lejos estaba entonces de saber que era precisamente eso lo que me impulsaba a seguir.

Pronto comencé a conocer a gente que se encontraban en mi misma situación. Pronto comenzaron a aparecer en mi vida personas, Almas de Luz, que me fueron guiando, ayudando, consolando cuando tropezaba y caía y empujándome cuando parecía que iba a desistir en mi labor.

Comprendí que significaba haber DESPERTADO. Comprendí la tarea que tenía por delante para llevar a buen puerto la misión que se me encomendó. Aprendí lo ya sabido de nuevo, como si fuera de nuevo un bebe recién nacido. Viaje en mis sueños a las ciudades de sanación.

Ahora sé que soy Amor porque provengo del AMOR del PADRE y que como tal, estoy para difundir ese mismo Amor por todo lo que ÉL creó. Que mi meta está en ir evolucionando hacía la perfección y en ayudar a aquellos de nuestros hermanos que comiencen su caminar como un día fui ayudada yo.


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Por todo esto puedo y debo deciros:


Yo soy Drisana, la hija del Sol.


Ese es el significado de mi nombre, al menos el nombre más antiguo que recuerdo haber tenido en esta dimensión desde la primera vez que encarne en mi amada Lemuria.


En este aquí y ahora he vuelto de renacer, he despertado a la verdad y he recordado. Me he reconocido en cada un@ de mis herman@s. He reaprendido a amar al Padre-Madre y a toda su Sagrada y Divina Creación.


Y he sentido el llamado ancestral que anclado en lo más profundo de mi Esencia, me empuja a ayudar e iluminar desde la humildad de mi Ser y como persona humana, al resto de mis herman@s que ya están despertando.


Es tiempo de volver a Ser aquello que tan profundamente duerme dentro de nosotr@s. Tiempo de abrir los ojos del Alma, de avivar la llama imperecedera del AMOR Incondicional que se guarda en la cámara mas secreta de nuestros corazones. Tiempo de reconocer nuestra parte Divina. Tiempo de entender que como parte de la más Pura Luz del PADRE, tenemos un trabajo que hacer, una misión que cumplir.


Es tiempo de regresar al Hogar.


¡Despertar!


Llegó la hora de volver a ser Unidad con el UNO y de brillar con su Infinita Luz.


Desde la LUZ y con el AMOR más puro y profundo, os pido que repitáis conmigo:


YO SOY el/la que YO SOY y como tal me manifiesto en la Serena Paz, la Pura Luz y el Infinito Amor Incondicional del PADRE-MADRE.


YO SOY el/la que YO SOY



Que la LUZ del PADRE ilumine siempre nuestros corazones y junto con sus Ángeles y Arcángeles, seamos dignos y capaces de llegar al mismo centro de SU corazón,


La Paz y el Amor con nosotros.


Drisana

jueves, 1 de marzo de 2018

EL SUSURRO DEL ESPIRITU - Por: Dr. Deepak Chopra


EL SUSURRO DEL ESPIRITU
Por: Dr. Deepak Chopra 

Hace varios años, descubrí que cada vez que yo enfrentaba un dilema o un problema, lo mejor que podía hacer era dejar de pensar en él y comenzar a dirigirme al Espíritu de Dios en mí por una solución. De modo que conseguía un lugar tranquilo, dirigía mi atención a lo interno y entraba al silencio en mi alma. Entonces decía: "Querido Espíritu, dime qué hacer". Dejaba ir mi ego, mi necesidad de luchar para encontrar una solución y, simplemente esperaba que la solución me fuese revelada.

A veces la solución venía en el silencio y otras, venía como un relámpago en mi consciencia cuando estaba ocupado en algo que no tenía nada que ver con el problema. Yo bien podía estar jugando tenis o viendo a un paciente y, de repente la solución se presentaba como un destello en la pantalla de mi consciencia, tan claramente que sabía sin lugar a dudas qué hacer.

Desde entonces he aprendido que cuando tengo que tomar una decisión importante, sólo necesito aquietar mi mente, poner mi consciencia en la Presencia del Espíritu y hacer las preguntas.

He visto suceder cosas extraordinarias. Y gracias a mi propia experiencia, estoy convencido de que el Espíritu es abstracto y trascendente, pero también tiene un poder organizativo infinito. El Espíritu puede organizar infinidad de espacio, tiempo y acontecimientos para producir el resultado propuesto.

El Espíritu es un Campo de Energía Consciente que conecta todo con todo lo demás y a todos con todos los demás. De modo que me siento maravillosamente bien al saber que sin importar lo que haga, dónde vaya o la situación, circunstancia o dilema, siempre puedo tener mi consciencia en la Presencia del Espíritu.

ESCUCHEN EN SILENCIO

El Espíritu nos susurra por medio del espacio que existe entre nuestros pensamientos y las sensaciones más mínimas de nuestro cuerpo. De allí la importancia de pasar tiempo en el silencio. Cuando pensamos en la curación como el regreso del recuerdo de la perfección física y en la perfección física como cuerpo, mente, espíritu y medio ambiente, comenzamos a comprender por qué debemos aprender a aquietar nuestras mentes.

Podemos hacer esto por medio de la meditación formal o estando conscientes de nuestra respiración o simplemente sentándonos con los ojos cerrados, quietos y escuchando durante quince o veinte minutos.

Al principio, puede ser difícil aquietar la actividad de la mente, pero a la larga se aquietará. Y en esa quietud bendita fluirán hacia nosotros el discernimiento y el conocimiento.



©1999 Deepak Chopra. 

Tomado de la revista LA PALABRA DIARIA Julio del 1999.




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