Cambios superficiales en tus acciones no generarán cambios profundos en tu vida. Necesitas comprobar la calidad de los pensamientos que generan tu experiencia y, también, familiarizarte con el proceso de producción de tus deseos y acciones, un conocimiento detallado de todo lo que sucede en tu mente. Cuanto más comprendas acerca de cómo funcionas, más fácil te resultará eliminar las acciones que no deseas.
Entre la intención y la acción se encuentra el pensamiento, que tiene lugar en la mente. Mediante la mente imaginas, piensas y das forma a las ideas. Este proceso de pensamiento es la base de las emociones, deseos y sensaciones. A través de esta facultad del alma, en un instante, puedes revivir una experiencia pasada, generar felicidad o tristeza, o transportarte al otro lado del mundo.
Así que, toma el control de tu mente conociendo y comprendiendo, detén por unos instantes la actividad exterior y observa la actividad interior. Con esta práctica, llegará un momento en el que no habrá ninguna diferencia entre la intención y la acción.
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